Durante el año, los diarios que el kiosquero lanza a mi puerta los mièrcoles, sàbados y domingos se acumulan en una pila apenas hojeada junto al mueble del comedor.
Ahora en vacaciones es el momento de retomar, leer o releer, descartar debajo de la mesada de la cocina para usar como papel viejo o guardar para mi colección de suplementos y recortes comenzada en el 82.
Así que estoy reviviendo el 2010 de atrás para adelante (y creo que el verano pasado no terminé la tarea así que no sé hasta dónde me llevará mi máquina del tiempo de papel apilado).
1 comentario:
Cómo te entiendo! Yo tengo pilas y pilas de recortes y suplementos literarios y papeles y folletos de toda clase! Y ni tiempo de hacer limpieza o de clasificarlos, ni siquiera de volver a leerlos! Pero tampoco pienso deshacerme de ellos sin mirar...
Publicar un comentario