(Recibido en el grupo "Feministas autónomas")
La guerra y el nuevo liberalismo europeo más allá del género
Judith Butler, estuvo en Barcelona, y habló ante 400 personas, la mayoría mujeres, que llenaban a rebosar la sala de actos del Espacio Francesca Bonnemaison de Barcelona y que siguieron de manera entusiasta la conferencia de más de hora y media que realizó. Aunque el contenido de la conferencia trataba sobre todo de ‘políticas sexuales’ en Europa y sobre las guerras contra los mulsulmanes, a Butler le preguntaron al término de su conferencia sobre transgenero, la teoría queer, sobre las nuevas familias lesbianas y aclaraciones a su teoría del parentesco. Los temas que la han convertido en una pensadora única y original casi no se abordaron en su conferencia, una disertación leída, trufada de algunas frases divertidas que complacían al auditorio y demostraban la complicidad y sintonía que esta filosofa y escritora norteamericana mantiene con sus seguidoras y seguidores.
Esta pensadora del postfeminismo, autora de la teoría de la perfomatividad de genero, ha deconstruido la dicotomía entre sexo y género, argumentando que el sexo es ya de por sí una construcción social y que, por tanto, ha sido género todo el tiempo. Era tan esperada en esta conferencia y el posterior seminario del jueves y viernes, en el MACBA de Barcelona, que para la conferencia fue necesario reservar plaza con antelación y para el seminario sobre “Deshacer el género. Identidad, sexualidad, secularismo” en el MACBA de Barcelona, se exigía enviar un currículo y la petición escrita sobre las razones para apuntarse al mismo.
Butler habló de políticas sexuales en Holanda, Francia y Bélgica, países que conoce muy bien porque se ha pasado largas temporadas en ellos, investigando y haciendo talleres. Desmitifico el liberalismo europeo que basa la libertad en la exclusión de amplias capas de población, mujeres sin recursos, emigrantes, personas de otras religiones, y sobre todo que sigue “demonizando” siguiendo las teorías del ultracatolicismo del Vaticano, la sexualidad, las opciones sexuales diferentes, la familia no heterosexual, etc. Ella dijo: “Quiero cuestionar ese marco de violencia estatal que se esconde tras la democracia formal, la libertad de expresión para unos pocos que se basa en la exclusión de otras culturas y costumbres que no se acomoden al nuevo secularismo de la modernidad”.
La reivindicación de la libertad sexual, la lucha antirracista y feminista, así como la oposición a la guerra son para ella puntos claves que no se deberían tratar por separado, porque “están simbióticamente unidos, y ponen en cuestión tanto a la política actual de los partidos políticos, como a las políticas sociales de los gobiernos”. Según ella, culturas ultranacionalistas, como el republicanismo francés, se invocan como las únicas bases de integración. Así, por ejemplo, los colectivos de gays y lesbianas siempre quedan fuera porque cuestionan la familia tradicional y el papel del patriarcado, y piden cosas como adoptar niños o ser reconocidos sus derechos como pareja. Es lo que ella llama ir hacia nuevos acuerdos de ‘parentesco’, que superen la base patriarcal de la sociedad.
Toda nuestra sociedad se basa en las diferencias heterosexuales, según Butler, que se considera izquierdista por tradición, y el sistema capitalista necesitaría de dos sexos opuestos, para legitimar la opresión. Por esta razón, dice la autora, el Papa ha denunciado el feminismo, porque se opone a la “feminidad natural de la mujer”. Y añadió, “todas las personas deberían construirse como les gusta; el secularismo actual, tan antirreligioso y moderno también puede ser una forma de absolutismo y fanatismo”. Siguiendo con las polaridades ha sido necesario crear un “demonio mulsulman” para defender nuestras tradiciones excluyentes. “A mi me pareció gravísimo y me hizo reflexionar cuando nuestro incombustible Bush, dijo que había librado una guerra ‘feminista’ contra los talibanes, y enseguida empezaron a publicar fotos de mujeres sin velo. Muy sospechoso. Creo que esta guerra, al igual que la de Irak, es un experimento llevado a cabo planificadamente para imponerse a otra cultura emergente, la mulsulmana” ha asegurado.
El pensamiento que Butler ha expuesto considera que la ideología que sigue considerando a la mujer inferior que el hombre es la misma que considera que hay personas que no tienen la categoría de tales, no están civilizados como nosotros o se les considera fanáticos y sus vidas no valen nada. Ellos hacen una guerra para librarnos de esa ‘humanidad’ no conveniente. Exterminar familias completas, matar niños o niñas, violar a mujeres, homosexuales y a algunos hombres, forma parte del programa de defensa de la masculinidad superior occidental puesta en cuestión desde tantos frentes: Explica Butler: “En este marco en que la civilización judeo-cristiana, se considera amenazada, la tortura y la violencia de los militares esta plenamente aceptada, auque a nivel mediático allgunos mandos hayan tenido que reconocer los excesos de los campos de encarcelamiento. No parece lógico que soldados casi analfabetos se consideren superiores a todos los mulsulmanes, pero en el ejército la misoginia y la homofobia siguen estando bien servidas”.
Para Butler, los actos de tortura no son individuales, funcionan con la lógica racista del sistema: “Eso se ve muy claro con la tortura sexual, que es una manera de decir nosotros somos libres sexualmente, consumimos pornografía, somos avanzados y vosotros sois unos retrasados. Todo esto lo complica enormemente, la otra cara de la moneda, el radicalismo islamista y la situación de mujeres y homosexuales en los países árabes, totalmente insoportable, que merece estudios en profundidad, pero cuyo cambio verdaderamente no interesa para nada a los salvadores de la civilización occidental”
Deshacer el género: desde el feminismo y la teoría queer
Judith Butler, es catedrática del Departamento de Retórica y Literatura Comparada de la Universidad de California, Berkeley. Su último libro es ‘Deshacer el género’. Antes ya había provocado reacciones de todo tipo con: ‘Cuerpos que Importan’ y ‘El grito de Antígona’, pero es en esta última obra donde Butler ha elaborado algunas de las reflexiones más provocadoras sobre el estatuto legal de la identidad sexual, la gestión política de la intersexualidad y la transexualidad, el cuerpo, la transformación actual de las instituciones de filiación, pareja y familia, los derechos de las minorías sexuales, así como sobre la identidad frente a los imperativos culturales, legales o religiosos. Ella lidera una obra filosófica compleja que ayuda a comprender las transformaciones recientes del feminismo y la teoría crítica: desde las políticas de identidad gays y lesbianas hasta la teoría queer y los movimientos transgénero. A partir de un análisis postfeminsita, Butler considera las normas que rigen –y no lo consiguen– el género y la sexualidad en tanto que vinculadas a las restricciones de una categoría reconocible de persona. En otra de sus obras: ‘Género en disputa’ crítica las normas reconocidas de género. Para ella, ‘hacer’ el propio género exige en ocasiones ‘deshacer’ las nociones dominantes de la categoría persona.
Radicalizando los instrumentos teóricos elaborados por Foucault, Derrida, Lacan, Beauvoir o Wittig, Judith Butler propone desde finales de los ochenta, una de las lecturas filosóficas más incisivas sobre la identidad de género y sexual. El género, lejos de ser una verdad anatómica o psicológica aparece en su clásico ‘El género en disputa’ como un ficción cultural, como el efecto performativo de una repetición estilizada de actos que acaban naturalizándose y produciendo la ilusión de sustancia. Esta definición inédita provocará lo que hoy podemos considerar como un ‘giro performativo’ en los estudios feministas cuya potencia crítica afectará a dominios tan distantes como la teoría poscolonial, los estudios visuales o el análisis literario.
Conferencias - 01/04/2008 3:25 - Autor: Julia López - Fuente: AmecoPress
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