APTITUD Y VOCACIÓN
Sufrimos también aquellos que por falta de vocación contrariamos una aptitud natural. Los dedos de mis pies, por ejemplo, tienen el mal hábito del geotropismo, y persisten en creer hacia abajo, adelgazando sus extremos, hundiéndose en la tierra. El peligro de echar raíces me obliga a permanecer siempre en movimiento, a preferir las caminatas o las carreras sobre el asfalto, a evitar por sobre todas las cosas pisar la tierra húmeda, a dormir boca arriba no más de un par de horas seguidas, aún a riesgo de que tanto ajetreo me haga caer las hojas antes de tiempo y malogre mis frutos, ya de por sí escasos y esmirriados.
Ana María Shúa, en Botánica del caos.
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