Elsa de Oesterhield

Ayer, en San Miguel, alrededor de una mesa larga, delante de café y galletitas que nadie podía tocar (imagino que porque todos teníamos el mismo nudo en la garganta) escuché a esta mujer hablar de su esposo, guionista de historietas, autor de El eternauta, geólogo, cuentista, padre y esposo maravilloso, y de sus cuatro hijas. Muertos todos por la última dictadura militar. Hablar de sus dos nietos sobrevivientes y de los dos que todavía está buscando porque nacieron luego de los secuestros de sus madres.
Elsa repetía una historia que debe haber contado millones de veces, la repetía para nosotros, para que sepamos y no olviemos, la repetía porque sabe que ha sobrevivido para contarlo.