domingo, 23 de marzo de 2008
Laura
La Ponce fue la primera persona a la que elegí para escribir un cuento a cuatro manos en un taller virtual que compartíamos hace unos años. En ese momento se hizo la estrecha y dijo que no. La he recontra perdonado por muchas razones, tres principalmente: a saber: no me conocía en ese entonces y me dijo que sí tiempo después; cuando nos pusimos a escribir juntas salió un monstruo con dos cabezas que metamorfoseó en dos maravillosos cuentos diferentes, y, en tercer lugar, las que nos salen espectaculares a cuatro manos, incluso a seis, cada vez que nos juntamos en casas propias o ajenas, son las empanadas de carne.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
1 comentario:
¡Ah! me gustaria probarlas
Publicar un comentario