domingo, 9 de marzo de 2008

8 de marzo

No sé si es bueno o es malo que exista un día de la mujer. Me hacen ruido lo de "un día" y lo de "mujer" en singular. Se ha dicho que se asemeja al día del animal o del bombero, que no hay un día del hombre, que no sería necesario este 8 de marzo si no hubiera sucedido aquello que les sucedió aquel 8 de marzo a las obreras textiles. Pero todo aquello pasó y todo esto sigue pasando. Así es que existe el tal día de la mujer y, sin ánimo de "festejarlo" sonriendo publicitariamente, tenemos aquí un poema que me ha llegado vía mail (se extraña que no tengo autoría).


Ocho de marzo
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos

Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche
y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes

Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos testimonios
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género

Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy.
Cuándo nos corresponde el jardín del que nos expulsaron.

2 comentarios:

Chinchiya dijo...

Casi me hizo llorar esto. Es muy fuerte.

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Me dijeron que la autora es Gioconda Belli.

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...