Ayer ser trabó la llave de la puerta de entrada que venía jodiendo y reparaciones a medio camino desde marzo. Y después se me desbordó el tanque, señal de que el flotador viejo que Rubén había recauchutado se negaba a cumplir sus funciones.
En el medio Rafael con sus teorías sobre la inutilidad de las llaves y el capitalismo que nos obliga a descartar productos nuevos todo el tiempo. Cuestiones con las que coincido en teoría pero me sacan de quicio cuando hay que solucionar problemas.
Esta mañana me desperté mal, temprano, me fui para la ferretería a reclamar por la cerradura trabada. El empleado, muy amable, sin dimensionar mi angustia, me dijo que no tenía garantía, que podía ser que la puerta estuviera desnivelada, que una nueva sale 11 mil 500 pesos y que él no tiene ni idea pero que me puede recomendar cerrajero. Rubén me dijo que no podía veinr hasta el martes y que no pasaba nada si usaba el motor en manual (lo usé así 20 años en la otra casa pero ahora me parece que va a explotar todo si no anda el automático).
Volví a mi casa con pan para el mate, le escribí a Gonzalo cerrajera que me contestó inmediatamente pero me dijo que venía "a la tarde". Otra sesión de charla de intranquilización con Rafa que me repitió que nadie me iba a arreglar la cerradura, que me iban a estafar, que nadie quiere reciclar, que me iban a cobrar cualquier guita para manadrme a comprar una nueva. Yo logré cortarle con la idea de que la puerta inútil del patio podía servirnos como cerradura de adelante y luego recordé que tenía también la que sacamos para hacer la entrada del auto.
Me fui a dormir porque no me bancaba ansiedark y tenía terapia a las 15.30 y que dar un taller presencial a las 16.30. Hice mi sesión moqueando y desplegando miedos infantiles y de los otros. Vino mi tallerista, lo hice pasar por el portón que abre mal y el auto ocupa todo. A los 10 minutos cayó el cerrajero. Y resultó ser un copado que sabía un montón y me cobró solamente "el domicilio" (6 luquitas) y me arreglo la cerradura misma y diagnósticó que se trababa porque el agujero donde entraba estaba lleno de material, y lo agrandó con la agujereadora y le puso grafito a todo y probó las dos llaves de adentro y de afuera y hasta me elogió las casitas de pajaritos y me escuchó todos los cuentos de artesano en Merlo y pajaritos que no vienen.
Ah, el automático también cortó solo recién sin que nadie hiciera nada.
Chin chin!!!!
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