El otro día, en medio de un rescate a Magdalena y Gustavo que había pinchado los dos la rueda de sus respectivas motos el mismo día, volví a Obligado. Dejé a Gustavo en la gomería, pasé por la puerta de mi excasa, fui a cargar gas a mi estación de servicio, recorrí el caminito por el puente que hacía todos los días. Sentí nostalgia pero ya se va haciendo la distancia. Ya no es MI barrio, lo amo, le agradezco y me mudo. No en un día sino con mucho jetlang emocional.
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