viernes, 23 de diciembre de 2022

Bloguear para no matar a nadie

 Volví a caer en alguna de las trampas del pelotudo. No en todas, no en la mayor de sus trampas, pero otra vez me ocupó como una hora de mi vida "explicarle" cómo y dónde pasaremos mis hijes y yo la noche buena. Y me obligué a mí misma a escuchar sus audios pelotudos por wasap. Me justifico con la idea de que nunca manda audios de 3 minutos y que son etapas que tengo que seguir superando. Soy dura de entendedera. Borré toda la conversación para no enroscarme más. Ahora vengo acá a recuperar mi dignidad.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...