Acabo de despertarme naturalmente a esta hora de pajaritos cantores pensando en unos frasquitos de cremas vacíos que dejé en un estante y no sé para qué usar. De repente tengo la hermosa seguridad de que puedo volver a acumular sin miedo todas las cositas que se me canten, que no volveré a ser arrancada de acá, que puedo dejar que todo mi culoserpesado enraice y se expanda a gusto. Sigo durmiendo al son del bichofeo.
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