Ayer tenía que cantar por alegrías y tocar colombianas en la muestra de alumnes de Casa Magenta pero, a las 10 de la noche, me fui a la mierda. Perdón, perdón, pero no puedo más.
Igual ya había ensayado con Cali, mi maestra de guitarra, que es una genia y con dos cumpas de flamenco que tocaban y cantaban por soleá. Pero ya no estoy para la muestra con mapadres apluadiendo y excusas de micrófono y primera vez. Yo quería una juntada flamenca y no salió. Así que agarré el 182 y me fui. Mi derecho a decir hasta acá llegué. Había salido durante dos días seguidos a las 7 de la mañana (menos cuarto un día, y cuarto el otro) para las Jornadas cervantinas y había faltado al cierre y cena de camaradería para llegar temprano a Magenta. A mi manera. Como siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario