Navego por feis, por bloguer, por revistas digitales y eventos online. Me dejo atrapar y voy pescando. Sin orden ni concierto, como quien se pierde en un bosque o en una playa desierta.
Hace unos días que comparto las entradas de Buenos Aires poetry, deslumbrada por el enjambre de poetas de Nuestra América al que me uno con orgullo. Después, cuando me doy el tiempo, retomo esas entradas acá, para revivirlas y no perderlas y tenerlas en mis etiquetas caóticas. Hoy me enamoré de poeta mexicana (ver entrada anterior) y desde ella elijo otra por nombre extraño, al azar. No la copié acá porque ya la puse en "Sucia de besos y arena", mi blog de pura poesía y cuyas etiquetas son los nombres y apellidos como colección de figuritas o reunión de familia. Al etiquetar a la venezolana Raquel Aben van Dalen, me avivo de que no es la primer entrada que hago de ella, hay una de 2016. Vaya una a acordarse qué corno llevó a esta poeta hace cuatro o cinco años. La abro, es un poema que tipié yo misma...Ahhhhh, es de un libro que tengo acá en mi pieza... Ah!!!! Es de esos libros venezolanos de poesía, edición hermosa, ilustrada, firmada por la autora misma, que encontré en mesa de usados de Gambito de Alfil y me traje a casa como quien adopta a toda la manada.
Tiene un poema que se llama "Los libros usados". Y habla de eso, de dejar sobre la cama los libros que se ha adoptado.
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