miércoles, 30 de octubre de 2013

Te canto ahora que me amas

Poemas Chinos



Alberto Laiseca




La Gran Muralla

No es su costumbre,
pero la garza amarilla desplegó sus alas e inició anoche un vuelo nocturno.

No es frecuente en China;
pero a veces ocurre que alguien desarma la Gran Muralla
para que el corazón quede expuesto
y pueda volver a amar.

Yuan Ho. Dinastía Han.




Despedida flotante

Hace once años que partiste.
Nadie toca ese laúd pintado de rojo
pero yo todavía escucho su despedida flotante.
Los caballos pasaron ayer frente a la casa donde vivo;
sin embargo, el coral aún tintinea sobre mi mesa.
La tarde no ha terminado
y el campesino sigue empeñado en el arrozal.
Ni la más severa disciplina logró dispersar la niebla de la mañana,
que conservo en el hueco de mi mano.

Yang Ch'eng. Dinastía T'ang.




El rey Ch'in quema libros y contruye murallas

El rey Ch'in quema libros y contruye murallas;
pero la nieve de las cuatro montañas aún no se ha fundido,
pese al estío.
El rey Ch'in lleva un trozo de jade desde su nacimiento;
pero entre los cañaverales una mujer ha parido.
El rey Ch'in ha escrito la Historia, con finos caracteres,
sobre papel de arroz;
pero Confucio dijo: "Odio el color púrpura
porque se confunde con el color rojo".
Los emperadores Yao y Shun, sonríen.

Yen Ts'anglang. Dinastía Ch'i.




Ayer, no estabas

Oigo la abominable música de Cheng.
Su disonancia convierte mi alma en Reinos Combatientes.
No es música del cielo ni del mundo terrenal.
Detesto la pintura de Foh,
porque sus masas intencionalmente mal balanceadas
arrojan a un Mundo Amarillo.
Veo huecos fundidos
que con insolencia arguyen contra las formas.
Maldigo los excecrables poemas de Tut,
porque dan bríos al puñado de arena del centro del oasis;
así, la mancha en la cosecha crece
hasta tomar dimensiones gigantescas
y la pasta del fondo adquiere magisterio sobre el agua clara.
Ayer, no estabas.

Chung Tshia. Ducado de Ts'in.



Arreglos de paisajes en miniatura


Tomo un puñado de tierra y hago creer a quien mira,
que se trata de una montaña.
Ella toma una copa labrada, llena de agua,
y la convierte en un río.
Ayer la vi
y acordamos transformar algo entre los dos
para burlar a los Seis Demonios del desierto.

Ho Yuan Chen. Dinastía Legendaria.



Conociendo a una persona antes del momento adecuado

Pocas desgracias pueden ser tan formidables,
como la de estar deslizado en el tiempo.
Cinco años puede ser todo lo que hace falta
para la diferencia entre el horror y la felicidad.

Ho Yuan Chen. Dinastía Legendaria.



Pequeño gorrión


Mi amada no conoce jaulas;
va y vuelve cuando se le ocurre.
No te cantaré cuando te hayas ido,
pequeño gorrión salvaje.
Te canto ahora que me amas.


Shen Chin. Dinastía Wei



ESCRIBIENDO UN POEMA


Escribo este poema con una delgada varilla de junco;
la tinta, al deslizarse, produce un ruido ensordecedor.
La clarividencia otorga deslumbramiento
y un pequeño dedal de malaquita
crece hasta contener el Río Amarillo.
En la pared de mi cuarto
está la vieja pintura de una rosa bermellón;
ese inofensivo objeto neutro e indoloro
me aturde con el insoportable perfume de miles de flores.
Todo eso has producido en el corazón de quien espera.


Hwang Tsi Lie. Dinastía Chou.



En aguas bajas


Mis poemas antes tenían
toda la profundidad de la superficie.
Ahora tienen toda la superficialidad
de lo profundo.
Yo sé de la molicie que espera en las aguas bajas.


Shen Chin. Dinastía Wei.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...