Dice Maurice Blanchot: “Odiseo, la testarudez y la prudencia de Odiseo, su perfidia lo condujo a disfrutar del espectáculo de las sirenas, sin riesgos y sin aceptar sus consecuencias, ese goce cobarde, mediocre y tranquilo, moderado, como corresponde a un griego de la decadencia que jamás mereció ser el héroe de la Ilíada, esa cobardía dichosa y segura, por lo demás fundada en un privilegio que lo sitúa fuera de la condición común, dado que los demás no tienen en modo alguno derecho a la felicidad de la élite, sino solamente derecho al placer de ver a su jefe contorsionarse de un modo ridículo”
Con los chicos y chicas de 4to año leemos "El silencio de las sirenas" de Kafka. Yo pienso en Link y sus clases:
"Es lógico, como Kafka supondrá, que las sirenas quedaran estupefactas al
enterarse de un semejante rebajamiento de su potencia y que callaran. Por fortuna no
callaron para siempre, y cada tanto dejan oír su voz para recordarnos que no debemos
dejar de preguntarnos qué fue lo que hizo que en-callaran."
Cuento en voz alta el episodio en Homero, leemos el episodio con el Cíclope y el del caballo de Troya y la espera de Penélope. Ya todos sentimos lo mismo.
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