"Como dice Pierre Bourdieu: "Para alabar a un hombre, basta con decir de él que es un hombre." Esa es la illusio viril. Y subraya el esfuerzo patético que se requiere para estar a la altura de esa idea de hombre y el dolor que produce no lograrlo. (...)
Siguiendo el ejemplo de las feministas que protestan contra los roles tradicionales que les han sido asignados, los hombres expresan su deseo de liberarse de las obligaciones de la illusio viril. En los EEUU, los teóricos de las ciencias humanas discuten sobre el ideal masculino, considerado como fuente de alienación y causa de desavenencia con las mujeres. En esos años 70 que vieron aparecer los primeros trabajos científicos sobre la masculinidad, predomina el tono de pasión que acompaña a toda denuncia. Una especie de furor impulsa a cuestionar la norma y a mostrar las contradicciones que ésta le impone al macho humano. Pero al placer de la denuncia y de la destrucción del modelo le sigue, en los años 80, un período de pesada y angustiosa incertidumbre. El hombre empieza a ser considerado más como un problema que como un hecho dado. La australiana Lynne Segal y la norteamericana Catherine Stimpon, dos especialistas en el tema, llegan a la misma conclusión: "El hombre se ha vuelto un verdadero misterio." Su esencia, su virilidad, se ve amenazada en su unidad. La clase, la edad, la raza o la preferencia sexual se convierten en factores de diferenciación masculina y los angloamericanos ya sólo hablan de masculinidad en plural."
Badinter, Elisabeth. "XY, la identidad masculina". Colección Literatura y ensayo. Ed. Norma. Colombia. 1993.
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