martes, 25 de noviembre de 2025

De repente entiendo

 No le debo nada a nadie. No tengo que estar en primera fila en todos lados, ni prometerle nada a nadie, ni siquiera cumplir todas mis promesas. Es tan sencillo y tan difícil. Nadie espera que yo sea siempre la mejor ni la responsable ni la fuerte ni la firma, nin la constante ni la coherente. Yo soy verduga de mí misma. 

Es tan difícil no estar pensando en todo a la vez, no querer cumplir con dios y maría santísima. No estar organizando todas las actividades en las que participo, no aportar a cada rato algo interesante, no responder, no tener nada que decir, dejarme llevar, dejar que otres hagan y yo estar solamente, si quiero, estar o no estar, dejarme en paz.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...