jueves, 26 de diciembre de 2024

Florescencia

 

En «Florescencia», Kopano Matlwa nos presenta la Sudáfrica actual

La protagonista de Florescencia (Pain Period) describe desde el principio su regla o menstruación. La de Masechaba es demasiado abundante por lo que le realizan una ablación endometrial. Esta joven sudafricana quiere que, la que considera una bestia dentro de su cuerpo, salga fuera y para ello sueña con convertirse en médica, para de esta forma lograr que le practiquen una histerectomía (extirpación total o parcial del útero), pensamiento que cuando crece olvida por completo. No así el de ser médica.

Este es el comienzo de la tercera novela de la sudafricana Kopano MatlwaCoconut (Jacana,2007) fue su exitoso debut literario, que la convirtió en una auténtica Best Sellers en su país y con la que se hizo con el premio Wole Soyinka de literatura en 2010. Trayectoria que continuó con  Spilt Milk Matlwa es una joven escritora y la consideran una de las nuevas promesas de la literatura de su país, e incluso “la Chimamanda Ngozi Adichie de Sudáfrica”.

Agrego, además, que al igual que su protagonista, también se licenció en Medicina.

La escritura de Matlwa es un torrente de monólogo interior. Descoloca desde el comienzo con una voz muy personal, no exenta de lirismo, asumiendo el riesgo que ello puede producir. Creo que no busca la corrección, difícil en un ejercicio que por fuerza ha tenido que bucear en ella misma, sino traspasar; es dura cuando lo tiene que ser y es sensible e introspectiva todo el tiempo. Así, va deshilando de manera descarnada la vida de Masechaba en la Sudáfrica post-apartheid actual, donde los jóvenes que la habitan se ven obligados también a sortear decenas de situaciones y vivencias muy dramáticas y desgarradoras.

A través de la voz de la joven protagonista, convertida en doctora y vertida en su diario en el que intercala pasajes de la Biblia e interpela de manera constante a  un Dios al que se agarra pero que se le oculta, vemos desfilar la dantesca situación que soportan los que pasan por el agónico sistema sanitario del país. Y la brecha, el abismo que se va abriendo, que eso supone en Masecheba, “Cuando matamos a un paciente estamos solos”, escribe. Ella irá descubriendo que las expectativas que se pensaron con su título de Doctora bajo el brazo, en las que deseaba confiar, no solo no se han cumplido sino que la han sumergido en un mundo de pesadilla. Los vaivenes emocionales que esto le producirá harán mella en una mujer que siente la necesidad de tener un impacto en el mundo. Además, es incapaz al principio de alzar la voz ante el tratamiento que se les da a los pacientes, sobre todo a las extranjeras:

Soy una cobarde. Si esto fuera el apartheid, yo sería uno de esos blancos que se limitó a guardar silencio mientras veía lo que ocurría”.

Junto al racismola xenofobia, ya perfilada en el Hospital, se manifestará por todo el país, al mismo tiempo que conoce a una joven médica zimbambuesa. La decisión de tomar partido, le supondrá a Masecheba un dolor mayor, que la llevará próxima a la locura.

Desangrarse. Mientras se busca a tientas, dentro y fuera de una misma. Con toda la brutalidad, violencia y dureza de saberse dentro de una sociedad, violenta, en el que la mujer puede ser en cualquier momento desgajadoramente destrozada. Hasta poder volver a respirar, buscando esa fuerza, apoyándose los unos en los otros, para continuar. En un país en el que convive la religiosidad y las supersticiones, la pobreza y la inhumanidad, los sueños de los jóvenes y el muro de la realidad, los restos del apartheid, el tremendo racismo y la asfixiante xenofobia.

Todo ello en un libro de muy pocas páginas y de una contundencia brutal.

Period Pain  (Kwela, 2017), Florescencia (Alpha Decay, 2018) .Kopano Matlwa. Traducción: Magdalena Palmer

También en catalán: Florescència. Sembra Llibres, 2018.

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que sonríe cómplice de amor...