sábado, 8 de junio de 2024

Dos versiones de la misma situación dramática

 Ana Fuente

No sé escribir sobre gente exitosa: Ana Fuente

Los cuentos de La ley Campoamor ofrecen dos versiones de la misma situación dramática donde, a través de una estructura de espejos que permite a los textos reflejarse y responderse, se elabora un minucioso retrato de la vida.

Ciudad de México, 12 octubre (MaremotoM).- La ley Campoamor (NitroPress) han marcado historia al ser el primero del género en ganar el concurso Dolores Castro. Además, forma parte de la colección Habitaciones propias, comandada por Elma Correa, para la editorial y que trae no sólo el hermoso libro de Ana Fuente, sino también el de Cecilia Magaña y el de Rowena Bali.

Los cuentos de La ley Campoamor ofrecen dos versiones de la misma situación dramática donde, a través de una estructura de espejos que permite a los textos reflejarse y responderse, se elabora un minucioso retrato de la vida.

Son historias que nos llevan por el camino de las pérdidas, de las diversas violencias que surcan y atraviesan lo que existe, de las pequeñas batallas que elegimos luchar cada día y las mediocres victorias que nos consuelan, pero también de la dulzura, la compasión y las breves alegrías que hacen del mundo un lugar menos ingrato y que, gracias a la fuerza de la prosa de Ana Fuente, nos obligan a vernos y a entender por qué deseamos apartar la mirada. Es lo que dice la editorial.

ENTREVISTA EN VIDEO A ANA FUENTE

Ana Fuente estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. En 2015 fue beneficiaria de Jóvenes Creadores (FONCA) en cuento. Ha publicado cuento y ensayo en revistas y en diversas antologías publicadas en México y el extranjero. Es autora de los libros Chicharrón de oso y algunos cuentos del fracaso (FETA, 2018) y Mosaico de lo insólito (La Rumorosa, ICBC 2021). En 2019 recibió el Premio Dolores Castro de Narrativa por La ley Campoamor.

“Empecé a escribir cuentos hace 13 años y el primer libro que hice fue La ley Campoamor. Se quedó por mucho tiempo en el cajón, entró en concursos que no ganaron y en ese inter sucedieron muchas otras cosas. En el 2019 gracias a la recomendación de muchas amigas entró al Premio Dolores Castro en Aguascalientes. En ese concurso fue el primer libro de cuentos el que ganó en narrativa. En Mexicali, conocí a Mauricio Bares, le interesó La ley Campoamor y afortunadamente en esta colección que está curando Elma Correa lo lograron”, afirma Ana Fuente.


Ana Fuente
El tema del tiempo es precisamente la esencia de este libro. Foto: Cortesía Facebook

El tema del tiempo es precisamente la esencia de este libro. Tiene una mirada distante e íntima, cuenta como lo dice Ricardo Piglia, más de un final o la falta de final. “La verdad es que le tengo mucho cariño al libro, me atreví a hacer más cosas. Ahora siento un rigor para apropiarme de los temas. En ese tiempo escribía con mucha libertad. Hay cuentos súper personales, otros que transcurrieron y se transformaron en cuentos, otros que son  sacados de lo que me dijo una vecina. Me encontré con esos versos de Ramón de Campoamor y conté los cuentos desde otras perspectivas”, afirma la escritora.

Cada cuento tiene su propia personalidad y establece ciertas posiciones filosóficas de la escritora frente a la sociedad. “Con Elma Correa nos encontramos a través de nuestras letras, hoy es mi primera lectora y ella ha sido una especie de relación simbiótica, nos criticamos todo, pero siempre desde el cariño. Trabajamos juntas”, afirma.

Los cuentos de Ana Fuente están atados a la acción. “No soy lectora de poesía. Lo mío es más sobre la acción y me gusta mucho trabajar como con la carne, a lo mejor de manera muy brusca, en muchas ocasiones. Elma tiene mucho más oficio en el uso del lenguaje. Ella es más delicada y yo soy más bruta”, expresa.
“En mis cuatro libros publicados no hay finales felices. No sé escribir sobre gente exitosa. Mis personajes van surfeando la ola, hasta que no. Es una absoluta constante ver cómo mis personajes son unos fracasados, aunque los veo con humor y con ligereza”, concluye.

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que sonríe cómplice de amor...