— Abuela, ¿cómo se enfrenta el dolor?
— ¡Con las manos, mi niña!
Si lo haces con la mente, el dolor en lugar de suavizarse, se endurece aún más...
— Sí...
¡Nuestras manos son las antenas de nuestra alma!
Si las haces mover...
Cosiendo!
Cocinando!
Pintando!
Tejiendo!
Tocando!
o
Hundiéndolas en la tierra!
Éstas envían señales de amor a la parte más profunda de ti...
Y tu alma se tranquiliza!
Porque le estás prestando atención...
Así ya no necesita enviarte dolor para hacerse notar.
Mueve tus manos mi niña!
Empieza a crear con ellas!
y Todo dentro de ti se moverá...
El dolor no pasará!
Pero se convertirá en la mejor obra maestra...
Y ya no dolerá más!
Porque habrás logrado bordar su esencia...
Autore desconocide...
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