Dos horas de show de esas que se aman minuto a minuto, sonido a sonido, risa a risa, deslumbramiento por las voces y las manos, ternura por el amor entre ellas que se vuelca al público, alegría por esas canciones de Disney que necesitamos deconstruir y esas óperas clásicas que emocionan por todas las memorias que agitan. También me encantó cuando agarran la guitarra y le meten a la zamba y al waino desenchufades.
Ya me puse a seguirles y a buscar más.
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