Acá un nuevo sermón dominical de tu pastorcito hodológico.
Domingo, día de guardar. De guardar las chancletas y sacar las zapatillas, fatiga. Media pila...
Día de procesión. Procede de su casa con las cosas del desayuno todavía sobre la mesa, y marcha hacia cualquier rumbo, que eso es lo lindo del asunto este de salir a caminar.
Si no te decidís hacia dónde: de tu vereda una a la derecha, después una a la izquierda, después una a la derecha, y así. Procesión Serruchito. A la media hora o tres cuartos volvés con zigzag para el otro lado.
Sonriente siempre como un sol, aunque cueste, aunque lo tape el barbijo, que la forma arrastra al fondo aunque le pese.
El celu apagado, que el mundo no se va a caer. Y si se cae parece que no te avisan por wsspp.
Si te da el cuerpo, ritmo tiquitiqui. Así tipo metele marita que se nos va el 60. Esa es la medida que no falla. Y si estás fané de las piernas o la cadera, dale igual, bastón vale, que como dice el viejo refrán: “El que cojea todavía camina.” O en su versión pampa: Rengo rengo pero vengo...
Y aquí el rayo de luz con los grandes pensadores de la vida. Hipócrates: “Si estás de mal humor sal a caminar. Si todavía estás de mal humor, date otro paseo más. ”.
Señoras, señores, les habló, “El Amigo Invisible”
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