Sherezade y las mil y una noches: La metáfora, el símbolo, la carne de femicidio más famosa de todas la épocas y culturas. La que sobrevivió por la narración, por la memoria y por la voz. La heroína quieta. Una maravilla múltiple e infinita.
Las mil y una noches: Sé que no es, exactamente, una lectura contemporánea, pero ¿qué tan "contemporáneos" son los clásicos más populares? Y lo de "narradoras narrando hoy" de este grupo le da a Sherezade una vigencia heroica que me encanta.
Las mil y una noches: Las empecé desde cero y noche por noche el año pasado. Voy por la veintipico. Me abisma pensar en todo lo que hay para mí en esos 12 tomos de edición berreta que compré en mesa de saldos años después de que salieran con el Diario Clarín.
Las mil y una noches: Por primera vez en mis 27 años de docencia secundaria se las propuse a cuatro cursos (3 cuartos y un tercero). No he logrado que avancen mucho. Les doy trabajos para hacer con las tres primeras noches, con los viajes de Simbad y con imágenes de efrits y frases locas de Borges que hablan de infinito, laberintos y cajas chinas. Dejo que mis alumnis vean por zoom el brillo febril de mis ojos lectores.
1000 y una noches son algo más de tres años: ¿Cuántas noches vamos de pandemia? ¿Cuántos cuentos nos hemos contado?
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