Hablando de cosas mágicas que pasan en mi propia casa y festejando mi modo de acumular, elegir y sorprenderme a mí misma porque me olvido de mí misma, anoche, no pregunté hilado con qué, me acordé de que había comprado en la Quebrada (creo que la última vez que fui, ¿o la anterior?), algo, no me acordaba qué, artesanal, cuadro o pintura, a un artiste que nos ofreció mientras comíamos. Lo había guardado celosamente en la carpeta hermosa de tela de awayo que nos entregaron en el Congreso. Lo fui a buscar y ahí estaba, en la pila de "cosas" que tengo sobre el modular blanco. Eso para que no digan que mi casa es un kilombo, que kilombo sí y lleno de arte y amor.
Es una chacana pintada en tela con técnica de batik y guardada hermosa entre celofán. Ahora la puse en mi estante. Prometo, pronto, no sé, en algún momento, hacerle marco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario