martes, 12 de noviembre de 2013

La muerte ajena y la coraza

"La tristeza ante la muerte ajena es algo que no entiendo muy bien, o sí, entiendo que es la tristeza por uno mismo y no por el muerto, de quien no hay nada que lamentar -tristeza por lo que a uno le falta, por lo que a uno le faltó decir y hacer, por la culpa real o imaginaria-. Y el espanto porque, mientras mi padre vivía, de un modo mágico era como una coraza contra mi propia muerte. El que tendría que vérselas con la muerte era él, y no yo. Y en el mismo momento en que él me faltó, me quedé yo enfrentado, mano a mano, con esa buena señora. Sin coraza."


Mario Levrero. La novela luminosa.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...