domingo, 5 de agosto de 2012

Mairal CF



Continuidad de los countries

Por Pedro Mairal


Perfil 03/08/12 - 10:19


La historia sucedería en un futuro no muy lejano, de acá a 15 años más o menos, cuando los countries ya son un continuo interconectado por autopistas terrestres y aéreas. Está prohibido salir del gran country continental. Por su propia seguridad, cada ciudadano tiene un chip de identificación y localización satelital, metido en la mano derecha. Hay un impuesto a la privacidad. Cuanto más se paga, más minutos diarios puede pasar uno sin ser filmado.

El protagonista es un profesor de secundario, que vive cerca de la vieja frontera con Brasil. El escenario es como un suburbio norteamericano infinito, con cines, shoppings, áreas de deportes y grandes complejos para pasar las vacaciones. Como la tasa de suicidio es muy alta entre los estudiantes, el profesor recorre los colegios de su región dando charlas motivacionales. Durante toda la película lo vemos obligarse a hacer cosas con la mano izquierda.

Del otro lado del alambrado vive el sesenta por ciento de la población, en los llamados Centros. Son campos de trabajo forzado, prisiones agrícolas y pensionados donde vive el personal de limpieza que es trasladado todos los días al country. El profesor tiene un hermano en uno de los centros y lo va a visitar atravesando fronteras rigurosas. Conversan y toman mate en una de las barracas. Su hermano habla un castellano muy abrasilerado. Casi no le entiende. Tiene las manos callosas.

De vuelta en su casa, el profesor se comunica por video conferencia con las dos hijas que están estudiando lejos. Se las ve hermosas con un fondo de playa detrás. El les pide que no usen su avatar para hablar con él, que las quiere ver cómo están realmente, pero ellas se niegan y usan el avatar articulado, basado en la imagen del verano en que se sentían más lindas. Las dos hacen lo mismo, por separado.

En el supermercado, cuando llega a la caja, el profesor acerca su mano al sensor y le dicen que no le alcanza para pagar. Mira su resumen de cuentas y sale corriendo. Maneja hasta un lugar con grandes galpones blancos. Dentro hay miles de cápsulas o flotarios. Pregunta a los guardias, se pelea, hasta que le dan la información. Abre primero una cápsula y después otra, donde están las hijas flotando en agua densa, entubadas para expulsar y recibir líquidos y comida, sin necesidad de moverse, conectadas a la red constantemente, sin días ni noches. Las hace salir, las dos pesan más de cien kilos. Las lleva en auto a una granja de rehabilitación. No es la primera vez que pasa.

El flotario o float es adictivo y es legal, pero es muy caro. El profesor ya no tiene plata, le estaban debitando el servicio a su cuenta. En una de sus visitas a un colegio cerca de la selva amazónica, donde hay fronteras más blandas, sale en el intervalo y se corta la mano derecha con la vieja guillotina de la imprenta del colegio. Escapa caminando, cruza la frontera, agoniza en la selva hasta que lo encuentran y lo reciben otros hombres mancos.

1 comentario:

Laura Ponce dijo...

Me duele pensar que el futuro puede parecerse a eso, pero por desgracia lo veo a Mairal tan en lo cierto...

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...