domingo, 13 de mayo de 2012

Pero mejor te sabrían besos de mi Filomena

Blanca Flor y Filomena (Fragmento)

Por las orillas del río
Doña Urraca se pasea
Con dos hijas de la mano
Blanca Flor y Filomena.
El rey moro que lo supo
del camino se volviera;
De palabras se trabaron,
y de amores la requiebra.
Pidiérala la mayor,
le diera la más pequeña;
Y por no ser descortés
tomara la que le dieran.
-Non sea cuanto, rey Turquillo,
que mala vida le hicieras...
-Non tenga pena, señora;
por ella non tenga pena.
Del vino que yo bebiese
también ha de beber ella;
Y del pan que yo comiese,
también ha de comer ella.
Se casaron, se velaron,
se fueron para su tierra:
Nueve meses estuvieron
sin venir a ver la suegra.
Al cabo de nueve meses,
Rey Turquillo vino a verla.
-Bien venido, Rey Turquillo.
-Bien hallada sea mi suegra.
Lo que más quiero saber
si Blanca Flor queda buena,
Blanca Flor buena quedaba;
en días de parir queda,
Y vengo muy encargado
que vaya allá Filomena,
Para gobernar la casa
mientras Blanca Flor pariera.
-Filomena es muy chiquita
para salir de la tierra;
Pero por ver a su hermana
vaya, vaya en hora buena.
Llévela por siete días;
que a los ocho acá me vuelva;
Que una mujer en cabellos
no está bien en tierra agena.
Montó en una yegua torda,
y ella en una yegua negra:
Siete leguas anduvieron
sin palabra hablar en ellas.
De las siete pa las ocho,
Rey Turquillo se chancea;
Y en el medio del camino,
de amores le requiriera.
-Mira qué haces, Rey Turquillo,
mira que el diablo las tienta;
que tú eres mi cuñado,
tu mujer hermana nuestra.
Sin escuchar más razones
ya del caballo se apea;
Atóla de pies y manos,
hizo lo que quiso della;
La cabeza le cortara
y le arrancara la lengua,
Y tiróla en un zarzal
donde cristiano non entra.
Pasó por allí un pastor;
de mano de Dios viniera.
Por la gracia de Dios padre
a hablar comenzó la lengua.
-Por Dios te pido, pastor,
que me escribas una letra:
una para la mi madre,
¡Nunca ella me pariera!
Y otra para la mi hermana,
¡nunca yo la conociera!
-Non tengo papel ni pluma,
aunque tenerlos quisiera...
-De pluma te servirá
un pelo de mis guedejas;
si tú non tuvieras tinta
con la sangre de mis venas;
y si papel non trajeres,
un casco de mi cabeza.
Si mucho corrió la carta,
mucho más corrió la nueva.
Blanca Flor, desque lo supo,
con el dolor malpariera;
Y el hijo que malparió,
guisolo en una cazuela
Para dar al Rey Turquillo,
a la noche cuando venga.
-¿Qué me diste Blanca Flor,
qué me diste para cena?
De lo que hay que estamos juntos
nunca tan bien me supiera.
-Sangre fue de tus entrañas
gusto de tu carne mesma...;
pero mejor te sabrían
besos de mi Filomena!
-¿Quién te lo dijo, traidora?
¿Quién te lo fue a decir, perra?
¡Con esta espada que traigo
te he de cortar la cabeza!
Madres las que tienen hijas,
que las casen en su tierra;
Que yo, para dos que tuve,
la Fortuna lo quisiera,
Una murió maneada
y otra de amores muriera.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...