jueves, 30 de diciembre de 2010

Uno es su avaricia

"En el retorno a lo real, lo real resuta molesto, sobre todo cuando la esperiencia virtual ha sido agradable, autogratificadora, ensimismada. Ocurre lo mismo que al despertar de un sueño placentero. Cuando Emma conoce a Charles se seinte, al principio, molesta, irritada, pero esa misma irritación -nos dice el narrador- la lleva al convencimiento de que "al fin poseía aquella maravillosa pasión que gasta entonces fuera para ella como un gran pàjaro rosa planeando en el esplendor de los cielos poéticos". Frente a una presencia que interfiere en la prolongaciónde la felicidad virtual, la soluciòn de Emma es lógica: primero se irrita, después la idealiza, la hace mejor, la hace suya (como un rey Midas que convierte en oro todo lo que toca); la virtualiza, es decir, le traspasa su virtud. Lee el mundo desde su experiencia de lectora: aprovecha lo que le conviene, transforma lo que le irrita; y lo que no puede transformar ni aprovechar (el dinero, las deudas), lo ignora. Del mismo modo actúa el lector que se salta las pàginas de un libro, ejerciendo con ello un derecho que invoca Pennac -y tambièn Lacan-, y que no es más que el derecho a afirmar que fuera de uno mismo no existe nada, es decir, que uno es su avaricia"


Constatino Bértolo, en La cena de los notables. Periférica. 2008

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...