Sigo escribiendo poemas de amor (y lo peor de todo es que me sigue gustando la barba)
Por Paula Paoletti
¡Cómo me encantó tu casa el otro día!
Me quería quedar comiendo pan con queso eternamente.
Por más que vos no me invitaste
ni soy tu amiga
igual te lo cuento
porque
sé, que entre nosotros
hubo
algo especial
cuando me hiciste el favor de buscar el abrelatas para destapar
la cerveza
me di cuenta
cuando me dijiste que tenga cuidado con el filo de la botella de plástico
llena de fernet
me di cuenta
y me sonreí por dentro
porque
todavía me pongo colorada
¿sabés?
y esto es un secreto
por primera vez empiezo a disfrutar de los secretos
de contarme las cosas a mí mil veces
de observar las variedades que crecen
de todos colores y formas
de todos los estilos, escuelas y movimientos
yo solita
y luego
veo al señor chofer que discute con la señora apurada que repite
“uno diez uno diez uno diez uno diez”
y pienso
qué tranquila que estoy yo
perdida en la primavera de mi mente.
Y ahí vuelvo a olvidarme de tus dientes perlados
que me causaron tan buena impresión
este finde.
Sé que dentro de unos días serás
otro ex futuro amor bajo la cama
¡Qué alivio!
por un segundo
se me ocurrió
que esta vez
estaba hablando en serio.
De cuántas formas/ se puede querer
yo te quiero y listo
y me parece tan simple
que no te entiendo
tu tono amargado
tu voz oscura.
Estoy radiante
por más que no vuelvas
porque
siempre vas a ser
un pedazo de río
una lluvia de verano
de esas en las que te mojás todo
pero no importa
porque sabés que vas a volver a casa
y te chorrea el pelo y la ropa
y te reís solo.
Me gustó conocerte
y quererte así
tan dulcemente
tan despacito
como cuando
mi mamá piensa
que estoy dormida
y hace una de esas cosas
de cuando era chiquita,
me tapa con las sábanas
me cubre del sol
me dice “yo te quiero”
y nada más...
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