Hoy me llevó mi hijo a inscribirme en la carrera.
Repito:
Hoy me llevó mi hijo a inscribirme en la carrera.
Desde los 17 que quería.
Una maravilla.
Hasta el barrio me pareció deslumbrante, y la cuadra, y a la vuelta donde estacionamos el auto y bajé sobre un sorruyo de perro capitalino. Todo maravilloso.
No pude inscribirme porque me faltaba legalizar un papel, pero es un detalle. Mañana dedicaré todo mi viernes a completar los requisitos.
Para festejar me compré una busita pintada a mano en la vereda. El chico que me la vendió me dijo que eran prendas únicas. Ya lo creo: ni él sabe cuán única es la que yo me traje.
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