sábado, 15 de agosto de 2009
Sólo los elefantes encuentran mandrágora
"Y fue así que un día de lluvia, mientras el agua golpeaba desde horas atrás en el techo de la casa en la colina, dije a mi amiga: Tantos libros en el canasto, más los periódicos que nos tira el viejo del tren, y ese cuadro lleno de escrituras que no sabemos leer para qué sirven. Pero yo he oído que ahí debajo del hombre que se quema dice Arso vivo y que la última palabra es Roma. ¿Y co eso qué?, preguntó la Caña. Eso quiere decir que Roma partida por la mitad de Ro, y que si en vez de estar el ma hubiera un sa, sería Rosa... Vi cuajar el asombro en su cara. ¿Y de dónde vas a sacar el sa? Busqué abriéndome paso en el infierno del cuadro. Sría terrible amdar entre tantas llamas, crueles, balas al corazón, pero nadie que busque algo se detiene ante una selva más o menos poblada de fieras en acecho ¿no? En la segunda mitad del Arso, dije entonces, hay un so. Y ya está, un sa se formaría savándole una lasca al so y juntándola con otra lasca del ar. Y Roma se transformó en Rosa, dos palabras de apertura que, sin quitar los ojos del siniestro grabado, empezamos a dibujar por turno mediante un lápiz mocho y con la lengua afuera. Pero aquello tenía un límite. Aunque el libro gordo cuyas márgenes estávamos ultrajando diera para mucho más, ella era antes que una intelectual un poe descalzo sobre la tierra, y por lo tanto hija del cielo y sus fenómenos, de modo que el Roma y el Rosa empezaron a perder importancia ante la monótona y sospechosa lluvia. Me voy, dijo de pronto largando lejos el lápiz, tu casa está en la loma, la nuestra en un bajío, Santa Bárbara bendita, pueden augarse todos. Aquello, además del nombre invocado, fue para mí una revelación de conceptos que la lógica se resiste a aceptar. ¿De modo que era para morir juntos ella y la tribu que intentaba vivir a flote un tiempo más? Y con mi nariz pegada al vidrio de la ventana la vi alejarse bajo la lluvia como un ave zancuda, agrisàndose con la distancia."
Armonía Sommers, en Sólo los elefantes encuentran mandrágora. Ed Legasa. Bs As. 1086.
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
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