(Me encanta la palabra fregadero. Ya lo dije en uno de los poemas de El finde la era framacopornográfica donde tb lo usaba y pedía, igual que acá, disculpas por lo desubicada de esta palabra fuera de mi idiolecto. Pero me gusta: me suena a "menefrega" y a fregar y a fregona, personajes, actividades y expresones que me huelen a heroína)
Bueno, la cosa es que recién, en mi cocina, destapando la rejilla de la "pileta de lavar" o "fregadero", saqué algo como si fuera un palito de verdura o basurita que tapaba. No sentí ninguna sensación especial ni repulsión ni viscosidad batracia. Cuando lo tiré sobre la mesada, veo que es una lagartijita bebé. Entera. ¿Está muerte?, pensé. ¿Disecada? ¿Dura? Se ve que ella también pensaba, indecisa, o esperando a ver qué carajos hacía yo a continuación. Como yo no hice nada, estiró una patita como diciendo "estoy bien, estoy viva" y se movió rapidito como se mueven siempre las lagartijitas, hacia debajo del seca platos. Le iba a sacar una fotito pero fue mucho, tampoco te creas que porque me sacaste de ese hollo infecto en el que caí con las cáscaras de papa o quizás por tomar agua o chusmear tus mugres, voy a nadar posando. Y se fue hacia detrás del bajo mesada donde habita lo desconocido.
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