Todavía me encuentro, a veces, delante de imbéciles que creen, me lo digan o no, que soy feminista porque me fue mal amorosamente con les onvres, o con uno. Buscan la marca de la despechada, de la torta por reacción.
Digo, simplemente, que me fue mal en mi matrimonio por ser feminista, y no a la inversa, y no querer aceptar que era imposible para mí aceptar tal contrato de heterosexualidad obligatoria.
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