miércoles, 24 de noviembre de 2021

Aceptar la felicidad, masticarla

 Sentir que toda tarea impuesta o autoimpuesta está cumplida, bien cumplida, que no le debo nada a nadie, que mis hijes están felices y me enorgullecen todas las elecciones que hacen, la gente que aman y les ama, que mi ex tira indirectas y manotazos de ahogado que ya ni tienen eco en mí, que no hay deseo que no se me haya cumplido o esté en tren de cumplirse, que toda la vida pasada, presente y futura es la maravilla que voy haciendo que me maraville.

Cortar con la tragedia, con el miedo, con la ansiedad. Vivir vegetalmente, con confianza, sintiendo hasta el amor de mis viejes muertes que creí que eran la peor piedra en el zapato y voy logrando ablandar, integrar a mi ecosistema vital.

Los zorzales del fondo han hecho nido en el crespón sin hojas todavía hace unos meses y ahora el pichón reclama alimento. El casalito sube y baja entre las hojas nuevas. En unos días tendremos también flores.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...