Stella Díaz Varín, la poeta punk que marcó la escena literaria chilena
por Daniela Cáceres Villalón 22 octubre, 2020
Si hubiera que hablar de mujeres chilenas que arrasaron con todos los estereotipos establecidos en las épocas pasadas, inmediatamente se nos viene a la memoria el nombre de la poeta Stella Díaz Varín, quien es recordada hasta el día de hoy en el mundo literario.
Al escuchar su nombre quizás ningún poema venga a tu mente de inmediato, y es que más que por su obra Stella, conocida también como “la poeta punk, la Bukowskichilena, la poeta boxeadora”, es recordada por su personalidad, ya que se caracterizó a lo largo de toda su vida por ser una mujer de carácter fuerte, imponente, honesta y rupturista. A pesar de que a lo largo de su vida no fue reconocida de la manera correcta en un nuevo “Mujeres Inolvidables”, destacamos la vida de Stella Díaz Varín, más conocida como “La Colorina”.
Esta gran mujer nació en La Serena, el 11 de agosto de 1926 y en 1947, alejada de la que sería la pasión de su vida, la poesía, llegó a Santiago a estudiar Medicina, con el objetivo de especializarse en psiquiatría, carrera que no terminó, pero en la capital logró integrarse a la Alianza de Intelectuales de Chile, -la cual dirigía Pablo Neruda-, y a distintos círculos literarios y culturales de esa época, con quienes se reunía en el Bosco, allí compartió con grandes personalidades del mundo intelectual chileno como Alejandro Jodorowsky, Enrique Lihn, Ricardo Latcham, Mariano Latorre, Luis Oyarzún, Jorge Teillier, José Donoso, entre otros.
En esa época colaboró con algunos diarios nacionales como El Siglo, Extra, La Opinión y La Hora; además según destaca el sitio “Memoria Chilena”, comenzó a participar endiversas actividades generadas por la Sociedad de Escritores de Chile (SECH).
La Colorina, tenía una voz ronca, que llamaba la atención inmediatamente, era una persona extremadamente honesta, que no tenía pelos en la lengua, que le gustaba la vida nocturna, beber y que llegó a los combos en varias ocasiones, de allí viene su apodo “la poeta boxeadora”.
La escritora destacó como la única mujer poeta que sobresalió en la generación literaria del 50, donde se codeaba con Enrique Lihn, Jorge Teillier, Miguel Arreche, Armando Uribe, David Rossenmann-Taub, entre otros autores.
Una vida marcada por momentos difíciles
Su postura política la llevó a que junto a Enrique Lafourcade y Enrique Lihn se tatuara una calavera en el brazo, como “pacto” para dar muerte al Presidente de esa época, González Videla, quién prohibió el Partido Comunista (PC) mediante la Ley Maldita en 1948.
La vida de esta escritora no fue fácil, durante la dictadura de Augusto Pinochet, ella se expresaba abiertamente a favor del PC, por lo que su vivienda fue allanada y ella fue detenida y torturada, además fue arrollada por un vehículo que vigilaba su casa, lo cual la dejó sin dientes y con fracturas. A pesar de todo siguió participando de la Sociedad de Escritores de Chile.
Díaz Varín contó que fue violada, y además se le murieron tres hijos. Sólo contrajo matrimonio una vez en su vida, con el arquitecto Luis Viveros, de quien posteriormente se separó.
Luego de involucrarse sentimentalmente con Nicanor Parra, el antipoeta le dedicó su poema “La víbora”, además Stella tuvo una relación con Alejandro Jodorowsky, quién la definió como “un personaje fantástico”.
Conoce más de sus obras
La poeta publicó su primer libro “Razón de mi ser” en 1949, allí profundizó en temas como la muerte, la soledad y el reconocimiento a la condición femenina. Luego en 1953, lanzó “Sinfonía del hombre fósil”, “Tiempo, medida imaginaria” (1959) y “Los dones previsibles” (1992), por este último libro recibió el Premio Pedro de Oña en 1986.
Las obras de Stella fueron incluidas en numerosas antologías, entre ellas “Poesía Nueva de Chile” (1953), “La mujer en la poesía chilena” (1963) y “Atlas de la poesía chilena” (1958).
En el documental “La Colorina” (2008), dirigido por Fernando Guzzoni, donde se muestra la vida y obra de la poeta, y que fue galardonado en varios países, el poeta Raúl Zurita la describió como “la Edith Piaf de la poesía, una que canta desnuda y se lanza con todo".
La destacada poeta murió por un cáncer a los 79 años de edad, el 13 de junio de 2006 en Santiago y su velorio se realizó en la Sociedad de Escritores de Chile.
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