martes, 13 de marzo de 2012

Una extraña muerte atormentada de conciencia

Muerte a medias


Por Jorge Muzam





Hasta ayer, y durante varios días, estuve muerto. Mi aliento vital había desaparecido. Mis motivaciones se habían esfumado. El motor de mis días estaba completamente averiado. Pensé en las personas que más quiero, en mis libros, mis relatos, mis blogs, en las personas simples, eternamente atropelladas, en la naturaleza, los animales, el salvataje de las especies, ¿por qué todo había dejado de tener sentido para mí? Temprano me recosté a oscuras y deseé morir de una forma tradicional o al menos nunca volver a ser molestado. Así pasaron las horas y llegó la noche. No sentía hambre ni amor ni ira ni odio ni deseo sexual ni anhelos ni nada. Mi pecho oprimido, doliente, era la única señal que me diferenciaba de los cadáveres. Sin embargo, estaba definitivamente muerto, porque ¿qué es la vida sino un conjunto de motivaciones que nos alientan a proseguir, a levantarnos cada mañana, a sonreírle a los que queremos, a ayudar a los que necesitan ayuda, a disfrutar la belleza que rodea nuestra existencia y a mostrarle las garras a los hijos de puta que detestamos? ¿Qué es la vida sin razones para vivirla? Es tan sólo una extraña muerte atormentada de conciencia.


Tomado del blog Cuadernos de la ira.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...