Como un huequito que me va abriendo el pecho, como una gota que se ahueca dentro mío, como un brote, como una raíz que quiebra la caparazón de la semilla y se abre camino, como una cosita quieta que se despereza, como un bostezo, como un engranaje que se pone lentamente en movimiento.
Y no es una tormenta, ni un huracán, ni algo que arranque y rompa y avance.
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