Amores ajenos se terminan a mi alrededor: amigas, amigos, parientes, conocidos andan por allí separándose, olvidándose, cambiándose. Yo me siento como si se separaran mi papá y mi mamá (ellos que jamás se separaron a pesar de).
Sé que es infantil, sé que dicen que no dura para siempre. Pero yo sigo queriendo creer que crece, que el señor amor es capaz de crecer, de cambiar, de modificarse, de vivir y revivir como el ave fénix, de ser alimentado y sostenerse a través del tiempo y de las vidas. Lo sigo creyendo.
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