lunes, 9 de octubre de 2017
Qué fuerte que era el odio
Soñé que Gustavo, en el pasado, caía en cana. Nuestros hijes (los que ya tenemos y no otros) eran chiquitos y yo tenía que llevarlos a ver al padre preso. Sentía un odio tan grande, una bronca inmensa por tener que ir yo, con mis hijes, al grupo de atención a familiares de presos para comernos el moco que había cometido el otro (no sé qué había hecho y él no aparecía ni preso ni suelto, solamente me veía a mí misma y a los chiques)
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
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