Michelle Pfeiffer y Bruce Willis tienen problemas matrimoniales después de 12 o 14 años de casados. Los hijos se van de campamento y ellos se separan porque sin los hijos descubren que se odian. Toda la peli rebobina sus años felices, sus muchos intentos en terapia, sus encuentros y desencuentros, el dolor de ambos, aquello en lo que cada uno se convirtió por vivir junto al otro.
La peli es hermosa. Y "eso"... eso tiene que existir fuera de la ficción, eso "debe" existir en la vida real, yo lo quiero en "mi" vida real. Me dan ganas de tener paciencia, de no ser tan ansiosa, de reconocer aquello por lo que vale la pena luchar y esperar.
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