Es bien conocido el chiste de que tenemos cuatro neuronas: una para cada hornalla. Yo siempre digo que tengo cinco (y a mucha honra y todas en buen funcionamiento) porque tengo el lavarropas pegado a la cocina.
Pero el domingo a la mañana no pude prender la cocina de mi chico y él se levantó y lo hizo por mí. Que cada quien saque sus propias conclusiones y mis agradecidos besos a quien me enciende la cocina.
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