Sábado 27 de septiembre, 21 horas, Centro Cultural Raíces, San Miguel.
Después del début cuya crónica y entusiasmo presenciaron todos los lectores y lecoras de este blog, Delivery Clow volvió a presentar su espectáculo ante estos felices ojos, oídos y corazón. Esperar a los personajes ya conocidos tuvo un plus de ansiedad, de espectativa cumplida y de orgullo amistoso. También se me sumaron la compañía de amigos y amigas (y sus hijos risueños, ansiosos, ruidosos, medio dormidos o medio hambrientos) que asistieron bajo mi recomendación fervorosa.
Viccenzo dijo, antes de la presentación con bici fosforescente, que si la Señora Irupé (que vengo a ser yo, sí yo misma) no estaba en la sala no empezaban y mi amiga Cintia me tuvo que codear para que yo me avivara de que hacía falta que yo cerraba la boca de asombro y levantara la mano para indicar mi incondicional presencia.
Es que tipo siete de la tarde, inspirada en los mensajes intercambiados en este blog y por privado, me tomé el atrevimiento de pasar por la sala y presentarme. Me encantó verlos sin maquillaje, sin narices, con mate y escenografía en trámite y pruebas de micrófonos y recibimiento tierno y cálido tan encantador como su talento en escena.
¡Los quiero un montón!
Yo (su admiradora y cronista por autodesignación)
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