¿Quién era realmente esa anciana?
Le había pedido que solo hiciera el an pero aún así Sentaro, por algún
motivo, se sentía inquieto. Yoshii Tokue a veces decía cosas fuera de lugar,
inoportunas. Se podría pensar que era porque no escuchaba bien, pero a
Sentaro le parecía que esa no era la verdadera razón. Era ingeniosa y
sonreía con ternura pero sus ojos tenían por momentos un brillo muy
particular. Además, a veces lo miraba de manera desafiante.
Cuando ella terminó de escribir su dirección, Sentaro le contó cómo se
manejaban en la tienda. Le explicó que él siempre había comprado el an y
que empezaba a cocinar dos horas antes de abrir.
—¿Por qué? —dijo ella con cierta brusquedad—. Si quiere usar un an
recién hecho hay que empezar antes de que salga el sol.
—Es que estoy acostumbrado a pedir por teléfono que lo traiga
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