ANTONIO REY | CRÍTICA
Otra joya pulida
El guitarrista Antonio Rey publica su quinto disco en el que se reafirma como un gran concertista jondo
Antonio Rey publica su quinto disco en solitario en la plenitud de su arte, tanto en su faceta de compositor como en la de intérprete, una obra grabada entre Jerez y El Cerrito, California, y que cuenta con las colaboraciones, entre otros, de Pablo Alborán o El Barrio que, no solamente ponen su voz, también su condición de compositores. Pero Flamenco sin fronteras es ante todo un disco de flamenco, como no podía ser menos tratándose de uno de los grandes intérpretes de la guitarra jonda de hoy. Sin fronteras son unas bulerías en tono menor muy cantables, de hipnótico estribillo y contundente ejecución, como es habitual en este intérprete.
Un tema apto para todo tipo de públicos, dada su riqueza y versatilidad melódica. Línea clara de la guitarra jonda actual, sin estridencias, ni recursos altisonantes. Un intérprete en la plenitud de su arte que se conoce también muy bien como compositor. Las variaciones sin minucias melódicas que atesoran una enorme calidad. Calle Cañailla son unas deslumbrantes alegrías con el baile de Óscar de los Reyes y con el soniquete único jerezano de Carlos Grilo y Diego Montoya. Frases melódicas ligadas, luminosas, un tema tan clásico como contemporáneo en el que se puede reconocer tanto el aficionado más recalcitrante como el recién llegado. Rotundo y veraz.
Frente al mar es un tema de enorme riqueza melódica, cantable, dedicado a Paco de Lucía, un dúo con el guitarrista Juan d’Angélica, que colaboró en Cositas buenas del desaparecido tocaor algecireño. Ximena son unos fandangos de fuerte acento épico con la voz y los textos de El Barrio y con las melodías subrayadas por el violín de Thomas Porion y los teclados de Ismael Carmona. Ámame ahora son unos fandangos de Huelva con la voz y los textos de José Rey, con un delicioso pasaje tremolado. San Francisco son unos tangos de pegadizo estribillo. Un sueño contigo, Alma, es una balada dedicado a la hija mayor del tocaor, a la que pone voz y letra Pablo Alborán, arreglada por Adrián Schinoff, con la voz irrepetible de Mara Rey.
Dos temas presenta esta obra con la guitarra en solitario que son, como cabía prever, los mejor disco. La farruca está dedicada al padre del tocaor, asimismo guitarrista, y trascurre por los caminos del intimismo y la contundencia. Un alarde de virtuosismo y delicadeza, con la emoción a flor de piel, desnuda, sin estridencias, sin énfasis ridículos, en carne viva. Una joya, que dialoga sin complejos con el pasado para ofrecer una nueva visión, actual y personal, del estilo, con una falseta tremolada deliciosa. El tema más largo, y mejor, del disco. En la misma línea de puro concertismo la pieza que cierra el disco Desde mi cocina en la que Rey propone su personal visión del toque flamenco, al servicio, siempre, de las emociones, de la intimidad del artista.
Y del oyente, por tanto. Arte de la empatía que busca comunicarse sin pretextos, de la manera más trasparente, sin utilizar la música como excusa para demostrar destrezas o carencias. Otra joya pulida.Antonio Rey Navas (Madrid, 1981) es hijo del tocaor Tony Rey y hermano de la cantaora Mara Rey. Se inició siendo un niño de la mano de su padre y ya muy joven compuso música para las compañías de Antonio Canales, Yoko Komatsubara o el Nuevo Ballet Español. Militó también, antes de dedicarse al puro concertismo, en las compañías de Manuela Carrasco, Rafael Amargo y Farruquito. Ha publicado cinco álbumes como solista: A través de ti (2007) producido por Gerardo Núñez, Colores del fuego (2011) con Estrella Morente, Camino al Alma (2013), con El Cigala y Miguel Poveda, Dos partes de mí (2017) y esta nueva entrega que les presentamos.
Es uno de los grandes guitarristas de hoy y uno de los pocos de su generación que han apostado de veras por la guitarra solista.
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