El verano pasado (el otro, no éste que se acaba de ir y todavía no despido), cuando terminé de ordenar todos mis papeles viejos, quedaron (¿quedaron?) unlibro de cuentos y dos de poemas. El de cuentos no sé, el más antiguo de poemas ya es Mi tren monoplaza de Ediciones del Dock. El segundo de poemas, menos antiguo pero igual ya con 10 años de escrito, está sufriendo-disfrutando un proceso de reescritura desconocido para mí: clínica con Nurit Kastelain.
Creí que no me iba a animar, que esas piezas de versos tan metidos en mi historia pasada eran intocables. Y no: se dejan tocar y retocar, eliminar, reformular, mezclar, decir en voz alta, matizar, mejorar.
Y Nurit tiene tal talento para decir, para opinar, para mirar y escuchar... Un placer, raro, lento, de una hora por mes, con muchos solencios en medio hasta que la ficha me cae y logro algo inesperado.
2 comentarios:
>Un placer, raro, lento, de una hora por mes, con muchos solencios en medio hasta que la ficha me cae y logro algo inesperado.
Qué loco eso. Por ahí esos silencios son los espacios justos de maceración y la clínica no podría funcionar de otra manera.
Esperamos con ansias ese segundo libro :-)
Sisi, yo soy de masticación lenta
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