Ayer estuve acá en casa todo el día sola. Me dormí todo: primero hasta las 12, desayuné, di una vuelta por mis patios, y me volví a la cama hasta las 4 de la tarde. Después me levanté, escribí dos capítulos de mi novela que estaba masticando hace unos días, tejí, leí. Y no necesité contarle a nadie lo que hacía ni dejaba de hacer. Y no sentí pena por mí misma y deseé estar en otro lado ni con otra gente.
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