jueves, 26 de agosto de 2010

Lo que hago cuando no trabajo

A las 5.45 escuché a mi hijo mayor salir para el trabajo. A las 6 se escendió el equipo que Magdalena programa en el comedor con Radio Latina o alguna de esas cosas que me despiertan con Talía o Chayanne o "Mi niña bonita". También se activó la alarma de mi celu. La puse en pausa. De nuevo a las 6.10. En pausa. A las 6.20 otra. Nadie parecía moverse en los otros cuartos y, como yo hoy no trabajo, que llegan tarde ellos si no se mueven. A las 6.30 me levanté pensando en que hasta el año pasado mis hijos menores (un año menos de adolescencia que ahora) se levantaban primero que yo y me apuraban para salir para la escuela y que si no les prendía la luz (avisando tiernamnete por supuesto) no reaccionaban.
Dos mates y salimos a las 7 en vez de menos 10. Pasamos a buscar al amigo de Rafa que vive a la vuelta y todos llegaron seis minutos tarde. Yo me vine para casita. Por el camino cargué el celu y le puse la promoción de 5 000 mensajes por cinco días para joder a mi amigo Martín en el trabajo y a mis hijos en el recreo. Martín me dice que soy divina en el celu y me pregunta si un señor que me gusta va a venir a la presentación de mi libro el sábado. Le cambio de tema.
Dos mates más en casa, dos galletitas de agua y vuelvo a salir porque tengo que llevar el auto al cerrajero (a Ju se lo quisieron abrir (y no pudieron) en Sanmi) y al mecánico (no arranca a nafta y hace ruido a chapa suelta). Los dos hombres me han citado a las 8 de la mañana pero prefiero al mecánico que, total, si mi puerta no cierra salgo a los saltos por la del acompañante.
Decidida a dejarle la máquina e irme en bondi a sanmi me sorprende gratamente que, después de hacermelo arrancar un par de veces y de soplar y escupir nafta y ajustar no sé qué, el tipo me dija Ya está, era una pavadita. Más me alegra que ante la típica pregunta Cuànto le debo, me devuelva un original Nada, cualquier problemita me avisa.
En auto a sanmi a las 8.45. Todo cerrado y yo que me quiero comprar algo lindo para mi presentación del sábado. Miro vidrieras y veo que tendré que pagar como 200 mangos un vaquero de los que me gustan que para comprarme esas porquerías que venden a 70 mejor me pongo uno viejo. El local donde están las blusas que me gustan abre como a las 9.30.
A la salida de una de las galerías me encuentro con una de mis exalumnas preferidas, Natalia Lopez, y nos sentamos un rato en un banco de la vereda a contarnos de mi libro y otras yerbas.
Entro a mi local preferido, me pruebo tres pantalones cuya precio no llega al antes mencionado. Uno no me gusta, otro es muy parecido a lo que ya tengo y el tercero está muy bien pero algo falla... Me animo y pido un talle menos. ¡Era eso! Un talle menos me queda bomba. En el local de las blusas me llevo siete al probador. A esta hora es todo mío y las vendedoras no joden. Todas son hermosas y todas me quedan bien! Es un problema... Descarto dos porque son muy largas y quiero mostrar más. Descarto otras dos porque algo hay que descartar y me compro tres. Tres cuotas, benditas tarjetas.
En el local de bijou no encuentro pulseras que me gusten. En otro me compro un colgante con aros haciendo juego. Camino hasta el auto (siempre lo dejo como a seis cuadras para no pagar ni estacionamiento ni parquímetro) y a casa. Paro en la veterinaria a comprarle las pastillitas anticonceptivas a mi gatita. Que se las dé Rafa que a él le hace más caso.
Dos mates más en la cocina, con un sanguchito y salgo para el super. Tengo que comprar las sidras para el brindis del sàbado y alguna cosa más para sobrevivir. Vuelvo con todo en los asientos porque la cerradura del baúl también la rompieron (uy, fue el cerrajero hoy, me parece).
Para meter todo en la heladera hay que darle una limpiadita, para lavar los cajones de la heladera tengo que lavar los platos de anoche que le corresponden a los pendejos cuando vuelvan del cole pero no da lavar lo otro en medio del kilombo.
Acomodo los pomelos, mandarinas, manzanas y bananas en la frutera que me encantan (las frutas y las fruteras) y ya estoy pensando en escribir este post, en qué recurso literario utilizar para darle algo de verosimilitud que así en frío no me lo cree nadie, que mejor que prenda ya la compu, que todavía me tengo que hacer unos fideítos al mediodía y a las 15.15 tengo turno para mi mamografía de rutina (por eso e tomé en día libre en principio pero después me avisaron que en mi escuela no había clases por paro de auxiliares) y tipo 18 arranco para la facu para mi amada clase de Española de 19 a 21 hs.
Seguro que cuando vuelva tipo 10 de la noche mis gurises me esperan con la cena (es una tierna mi hija preguntándome por celu qué cocina cuando yo estoy allá en Puán) que, a fin de cuentas, una no es máquina no?

3 comentarios:

Laura Ponce dijo...

Fascinante. Cuantas cosas caben en un día, ¿no? :-)

Anónimo dijo...

Corazón...nuestras rutinas tienen algo..quizá mucho en común...jajaja vivimos a lo loco...vos en la adolescencia, yo en la infancia aún...q bueno q el día terminó...buen viernes!!!
Te veo mañana!!
Marce

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Así es chicas.
Bien Marce que dejó comentario

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...