Que tener un blog es muy fácil, que en tres pasos y gratis, que no importa si no sabés nada ni si tenés mucha tecnología domiciliaria, que cualquiera puede tener uno. Y una va, como una gila, y se lo cree. Ahora, digo yo: ¿Nadie podía avisarme que iba a tener que elegirle un nombre a mi blog y anotarlo en una casillita y que con ese nombre se identificaría en tooooooda la red lo que yo escribiera a partir de hoy? ¿Nadie podía decirme que, además, iba a tener que elegir un nombre con el que firmar mis entradas y que, cuando aún no hubiera logrado aplacar mi taquitardia, iba a tener que decidir si quería fondo blando o negro para mis escritos? (y eso porque no me animé a "personalizar" nada, que el pánico me impide tomar una decisión más esta noche.)
Mis amigos son malos, me hacen creer que el mundo es sencillo y divertido. Por suerte, a veces les hago caso.
Besos
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