Porque me siento mal, ansiosa, desorientada, voy a mi librería preferida con la autopromesa de no comprar sino charlar con amigues libreres. Lo hago. Pero mis manos, mis ojos, mi corazoncito necesitado de consuelo, se mueven por los estantes y las mesas. Encuentro mi primer Jazmina Barrera y un Rich de extraña edición al que he estado años citando y nunca tuve en papel. Son míos, el dinero no importa, me necesitan, les necesito. Hasta los títulos hablan de movimientos sísmicos, cambios y edificios que guían e iluminan: "Cuaderno de faros" y "La ley de los volcanes". Comienzo a leerlos ya, inmediatamente, al mismo tiempo, para comprobar su poder balsámico.
El zorzalito que nació hace unas semanas hoy arrancó a volar. Lo vi en el nido que sus xadres hicieron en mi crespón, yo digo que une de elles fue pichón el verano pasado y lo vi aprender a comer lombrices en mi fondo. Ahora les veo a les tres practicando aleteos. Al joven lo distingo por su torpeza en el planeo, por su escándalo de alas para llegar a la rama, por los consejos y reprimendas que le prodigan les o tres dos, por sus cruces extrañados con las citorritas y las palomotas. Yo también aprendo.
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