domingo, 1 de abril de 2018

El cuento de los sabores de helado en mi torta de cumpleaños

Voy a contarlo desde el principio porque describe hermosamente mi ser forra y el amor que se me tiene por y a pesar de eso.


Es un clásico de estas fechas que Silvana Albertina Oyarzabal se encargue de mi torta: El día anterior me pregunta qué gustos quiero porque le pesa decidir por todos. Yo le digo: Naranja, Melón y Kinotos al wisky y recibo como respuesta un análisis sociológico de lo que "la mayoría" le gusta y cómo compartir mi propia torta.


Cuando Silvana Albertina Oyarzabal, la encargada de la preparación, me dice que Naranja, Melón y Kinotos al wisky no son sabores que puedan compartirse y que la torta NO (¿no?) es para mí sola, me sale el indio de adentro y le digo: Má, fangulo, hacela de chocolate, frutilla y crema americana.


Como Silvana Albertina Oyarzabal es una diosa del amor a su amiga forra y al público en general, propone algo intermedio entre mis locos sabores personales y los tres clásicos opas. Así que la base de mi torta es de dulce de leche, banana split y frutos del bosque. Y porque en el fondo ama mi locura, me trae una latita aparte de kinotos al wisky.


Cuando Silvana Albertina Oyarzabal arma la torta con base de dulce de leche, banana split y frutos del bosque y va a separar mi porción de kinotos al wisky, le digo que se la ponga arriba, que seguro todos les forres que dicen que no piden gustos frutales en la heladería tienen la oportunidad de probar un nuevo sabor y les gusta. Dicho y hecho: ¿Vieron a algún invitado que se resista a mis kinotos?


Moraleja: De verdad, nunca pensé que era raro pedir gustos frutales en la heladería. 49 años creyendo que "lo normal" era una fruta y una crema. Y yo pidiendo melón, manzana y durazno o ananá, limón y maracuyá.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...