Dormí hasta las 12, la 1 del mediodía o las 3 de la tarde.
Rendí mi final de Griego II.
Fui a ver el recital de La desgraciada con Ale.
Vi la temporada completa de Juego de tronos.
Visité a la prima de mi mamá, Amalia, que no veía hace años.
Me compré... más de 10 libros (entre ellos: Pornosonetos II que ya creía que nunca encontraría en papel)
Leí: Aquí América y El cuerpo del delito de la Ludmer.
Leí: La guerra de las mariconas de Copi.
Retomé las novelas de Latinoamericana para mi final adeudado: Doña Bárbara.
Organicé el material crítico y planteo de hipótesis para mi monografía sobre La máquina de hacer paraguayitos.
Descongelé la heladera.
Podamos los árboles.
Ayudé a una exalumna a rendir Semiología del CBC (Y por fin aprobó)
Solucionamos el puto problema de cañerías de la puta casa donde vivo por lo que me pelié con la puta dueña de la casa.
Fui al cumple de Martu y conocí a sus "otras" rubias.
Me teñí de castaño y me corté el pelo.
Fui a la depiladora por primera vez en el invierno.
Vi: Hanna, La chica de la capa roja, Rango, Madagascar I, Harry Potter 6 y 7.
Fui a visitar a mi viejo que me convenció de comprarme el libro de la Carrió.
Vino de visita Cori con More que habla hasta por los codos.
Me puse mi muelita nueva de 800 pe.
Me compré alfombra y cubresillón nuevo.
Barrí la vereda (una sola vez) y arreglé el jardín.
Talleré con Nuri para pulir mi segundo libro de poemas.
Retomé la novela que empezó siendo el cuento "Las cartas de la tía Inés" en el taller de Bruzzone.
Me anoté en tres materias para este cuatri en la facu.
Anduve por mi casa como Pedro por su casa tomando mate y comiendo mandarinas al solcito.
Bloguié y feisbukié todos los días.
domingo, 31 de julio de 2011
La chica de la capa roja
¡Por fin una inteligente que se queda con el lobito!!! Y no estoy contando nada, que hasta último momento no sé sabe quién es.
Me encantó. Excelente cómo retoma los elementos del cuento infantil y las fantasías edípicas, eróticas, infantiles y de las otras. Una maravilla.
El momento en que la abuela le regala la capa y la sospecha de brujería. La casa de la abuela, sus secretos, su arcón de recuerdos, el abuelo desconocido, el aislamiento en el bosque y "lo que lleva en la canastita".
El fanático mata mosntruos que termina siendo el peor monstruo. Las supersticiones del pueblo. El loco de la aldea que paga el pato. La lealtad-traición entre amigas. El amor de la infancia y los matrimonios por conveniencia. La fantasía de escapar, el amor prohibido incluso en la vida de la madre (de la que siempre sospeché que algún problemita debía tener para mandar a su hija al bosque).
Muy buenas las dosis de suspenso, terror y romance.
Hanna
Mmmmm, ¿Kill Bill tímida? Eso esperaba yo, pero creo que ni llega. Interesante sí, bien, pero ahí. Nada nuevo, cosas repetidas: secretos de estado sobre manejo genético, chica que se venga, persecusiones, mujer loca que persigue, hasta un toque de "Yo soy tu padre".
Julio- Agosto
Último día del mes de julio. Mañana ya es agosto. Es malo porque retomamos las clases y está bueno seguir de vacaciones no? Todo el día en casa sin horarios, haciendo lo que a una le venga en gana.
Es bueno por agosto ya es un mes más amigable, casi septiembre pero con menos prensa. Un mes donde los ansiosos, como mis jazmines y yo, ya sentimos en deseo de brotar, quizás hasta de florecer (tímidas y perfumadas florcitas blancas).
Es bueno por agosto ya es un mes más amigable, casi septiembre pero con menos prensa. Un mes donde los ansiosos, como mis jazmines y yo, ya sentimos en deseo de brotar, quizás hasta de florecer (tímidas y perfumadas florcitas blancas).
sábado, 30 de julio de 2011
Rango
Completamente olvidable. Ni la voz de Deep querido logró divertirme.
Una lagartija en medio del desierto que se encuentra con un pueblo en el que los diferentes animales tienen todos tamaño de lagartijas (mi hijo dice que son todos bichitos pero tienen caras y cuerpos de perritos, gatitos, pavitos, quirquinchos, sapos y a todos los persigue una serpiente y un halcón). Les falta agua, el héroe la recupera. Fin.
Lindo lo de las lechuzas mariachis componiendo la épica del héroe, pero ya lo he visto en otros lados.
Bukowskianos
miércoles 27 de julio de 2011
Endecálogo neorrabioso para poetas bukowskianos
.
Batania, mirada neorrabiosa, al ver que el marcador luminoso de la Línea 1 señala que el próximo metro no llega en siete minutos, y preocupado porque la proliferación geométrica de los poetas bukowskianos amenaza con llevar la poesía hacia su última noche, saca un papel y, erigiéndose en praeceptor hispaniae, dice, expone, razona:
1. Que un poema con veinte tacos no tiene por qué ser mejor que uno de sólo diecinueve.
2. Que además de follar, el ser humano también practica otras actividades. Ejemplos: preparar zumo de naranja, regar los geranios, comprar el pan...
3. Que aparte de Rimbaud, Kerouac, Ginsberg y Bukowski, hay más libros en las estanterías. Ejemplos: Safo, Propercio, Shakespeare, Vallejo, Éluard, Pizarnik...
4. Que además de hijoputa, puta, comemierda y gilipollas, existen otros insultos (este punto me lo ha chivado Quevedo).
5. Que las chicas no son tan fáciles como parecen a simple vista.
6. Que tres polvos seguidos en una noche pueden ser posibles, cinco nos parecen una hazaña, siete una licencia poética y, todo lo que sigue a partir de ahí, NO NOS LO CREEMOS.
7. Que la falta de vocabulario no siempre es mejor que la abundancia de vocabulario.
8. Que la sal gorda no tiene por qué ser mejor que la sal fina.
9. Que si los versos que uno escribe se leen mejor cuando los pasas a prosa, no hay duda: son prosa.
10. Que no terminamos de entender qué pinta un tal Smith comprando tabaco en Lavapiés y un tal Remigio García comiéndose una macburger en Kansas.
11. Que no nos vale ser bukowskiano los martes por la noche y al día siguiente gerente perfecto de El Corte Inglés.
SE RUEGA A LOS POETAS QUE REPARTAN ESTE ENDECÁLOGO NEORRABIOSO EN LOS ATENEOS, CAFÉS, PELUQUERÍAS Y PARADAS DE AUTOBÚS, A FIN DE EVITAR QUE LA LIRA DE APOLO LANGUIDEZCA EN LOS ESTABLOS DE AUGÍAS.
..
Publicado por Neorrabioso en 12:59
Endecálogo neorrabioso para poetas bukowskianos
.
Batania, mirada neorrabiosa, al ver que el marcador luminoso de la Línea 1 señala que el próximo metro no llega en siete minutos, y preocupado porque la proliferación geométrica de los poetas bukowskianos amenaza con llevar la poesía hacia su última noche, saca un papel y, erigiéndose en praeceptor hispaniae, dice, expone, razona:
1. Que un poema con veinte tacos no tiene por qué ser mejor que uno de sólo diecinueve.
2. Que además de follar, el ser humano también practica otras actividades. Ejemplos: preparar zumo de naranja, regar los geranios, comprar el pan...
3. Que aparte de Rimbaud, Kerouac, Ginsberg y Bukowski, hay más libros en las estanterías. Ejemplos: Safo, Propercio, Shakespeare, Vallejo, Éluard, Pizarnik...
4. Que además de hijoputa, puta, comemierda y gilipollas, existen otros insultos (este punto me lo ha chivado Quevedo).
5. Que las chicas no son tan fáciles como parecen a simple vista.
6. Que tres polvos seguidos en una noche pueden ser posibles, cinco nos parecen una hazaña, siete una licencia poética y, todo lo que sigue a partir de ahí, NO NOS LO CREEMOS.
7. Que la falta de vocabulario no siempre es mejor que la abundancia de vocabulario.
8. Que la sal gorda no tiene por qué ser mejor que la sal fina.
9. Que si los versos que uno escribe se leen mejor cuando los pasas a prosa, no hay duda: son prosa.
10. Que no terminamos de entender qué pinta un tal Smith comprando tabaco en Lavapiés y un tal Remigio García comiéndose una macburger en Kansas.
11. Que no nos vale ser bukowskiano los martes por la noche y al día siguiente gerente perfecto de El Corte Inglés.
SE RUEGA A LOS POETAS QUE REPARTAN ESTE ENDECÁLOGO NEORRABIOSO EN LOS ATENEOS, CAFÉS, PELUQUERÍAS Y PARADAS DE AUTOBÚS, A FIN DE EVITAR QUE LA LIRA DE APOLO LANGUIDEZCA EN LOS ESTABLOS DE AUGÍAS.
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Publicado por Neorrabioso en 12:59
Igual que Gauguin
Nuevas hazañas y cobardías de Juan Intrépido y Juan Temeroso
Por Batania
Existe un Juan Temeroso que sale con Natalia y existe un Juan Intrépido que la escribe. El mendrugo que sale con ella suele tener los músculos tan preñados de miedo que al principio no acertaba ni a decir bien su nombre, Natalia, sino que balbuceaba tropezosamente Natlia o Natla o Atlia, o se comportaba como un marmolillo al que le sobraran casi todas las partes de su cuerpo: no sabía qué hacer con las piernas ni dónde ponerlas, qué hacer con los brazos o cuándo moverlos, qué hacer con el pelo o hacia qué parte colocarlo. Cómo será de ciruelo para cualquier tipo de afecto que hace muy poco, diez días después del primer beso, Natalia le ha dicho:
–Al fin estás empezando a besarme.
Al fin la está empezando a besar. Porque los dos mil primeros besos se los ha dado ella al ciento por ciento y el muy calabacín se ha limitado a poner los labios, pues bastante hace con intentar calmar su respiración de lagartija como para además pasar al ataque. Así es el pobre Juan Temeroso, la vergüenza del orgullo macho, siempre dejando en ridículo el pabellón de los hombres.
Pero existe otro hombre que la escribe. Ese Juan Intrépido soy yo. Igual que Gauguin presumía de pintar con el pene erecto, yo suelo escribir en estado febril de rabia y cerveza. Me basta con abrir el portátil para que los caimanes huyan del teclado y la noche se me ofrezca con su ramo de camelias. Ningún miedo ni demora aquí: en este reino las leyes son las mías y míos son también la muñeca y el caballo de vapor. Estoy delante de una pantalla y Natalia me mira desde el otro lado: aquí me siento el hombre más alto de todos.
.
Publicado por Neorrabioso en 13:01
Por Batania
Existe un Juan Temeroso que sale con Natalia y existe un Juan Intrépido que la escribe. El mendrugo que sale con ella suele tener los músculos tan preñados de miedo que al principio no acertaba ni a decir bien su nombre, Natalia, sino que balbuceaba tropezosamente Natlia o Natla o Atlia, o se comportaba como un marmolillo al que le sobraran casi todas las partes de su cuerpo: no sabía qué hacer con las piernas ni dónde ponerlas, qué hacer con los brazos o cuándo moverlos, qué hacer con el pelo o hacia qué parte colocarlo. Cómo será de ciruelo para cualquier tipo de afecto que hace muy poco, diez días después del primer beso, Natalia le ha dicho:
–Al fin estás empezando a besarme.
Al fin la está empezando a besar. Porque los dos mil primeros besos se los ha dado ella al ciento por ciento y el muy calabacín se ha limitado a poner los labios, pues bastante hace con intentar calmar su respiración de lagartija como para además pasar al ataque. Así es el pobre Juan Temeroso, la vergüenza del orgullo macho, siempre dejando en ridículo el pabellón de los hombres.
Pero existe otro hombre que la escribe. Ese Juan Intrépido soy yo. Igual que Gauguin presumía de pintar con el pene erecto, yo suelo escribir en estado febril de rabia y cerveza. Me basta con abrir el portátil para que los caimanes huyan del teclado y la noche se me ofrezca con su ramo de camelias. Ningún miedo ni demora aquí: en este reino las leyes son las mías y míos son también la muñeca y el caballo de vapor. Estoy delante de una pantalla y Natalia me mira desde el otro lado: aquí me siento el hombre más alto de todos.
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Publicado por Neorrabioso en 13:01
Al ver a mi muerto muerto
La casa sola
Por Batania
Entonces,
una noche de nunca es tarde,
al ver a mi muerto muerto,
a mi único muerto,
muerto,
comencé a hacer la maleta
y les dije a los míos
que Vizcaya era una palabra, que Euskadi
una palabra,
que eran sólo palabras y no las mejores,
les dije,
las palabras.
Todavía hoy,
a la tercera cerveza y sin que nadie me pregunte,
levanto la voz y digo
que yo solo,
con todas mis espinas y linternas de sombras,
soy mucho más
que Euskadi entera
(aunque quizá sea menos
que ese gato sin paraguas);
que yo solo,
con mis camisas brunas y faltas de grafía,
soy mucho más
que toda España
(aunque quizá no tanto
como un lirio con leucemia);
sin poder detenerme,
como caminando con la cintura
de un pájaro, me alzo y pregunto
qué máscara es Noruega o Argentina,
qué diccionario Brasil o Mozambique
(pero sí conozco las nóminas de 815 euros,
tus ojos azules cuando me miran decisivos,
un plato de arroz, o las colas de los hospitales).
Qué miedo tiene
el que olvidó el mañana de sus raíces; el que
abandonó el nosotros perfecto para ser innumerable; el que
sólo pisa caminos rotos y océanos de impureza.
Qué miedo tiene
el que busca su derrota con la miel en los dientes; el que
sueña con lugares de alazanes sin alambradas; el que
cuenta las horas que le faltan para matar a Clitemnestra.
Qué miedo aquél
que una noche llegó a casa
y la casa estaba sola,
y la puerta cerrada,
y su padre muerto,
y de pronto quiso estar
en los archivos de la policía.
.
Publicado por Neorrabioso en 09:23
Por Batania
Entonces,
una noche de nunca es tarde,
al ver a mi muerto muerto,
a mi único muerto,
muerto,
comencé a hacer la maleta
y les dije a los míos
que Vizcaya era una palabra, que Euskadi
una palabra,
que eran sólo palabras y no las mejores,
les dije,
las palabras.
Todavía hoy,
a la tercera cerveza y sin que nadie me pregunte,
levanto la voz y digo
que yo solo,
con todas mis espinas y linternas de sombras,
soy mucho más
que Euskadi entera
(aunque quizá sea menos
que ese gato sin paraguas);
que yo solo,
con mis camisas brunas y faltas de grafía,
soy mucho más
que toda España
(aunque quizá no tanto
como un lirio con leucemia);
sin poder detenerme,
como caminando con la cintura
de un pájaro, me alzo y pregunto
qué máscara es Noruega o Argentina,
qué diccionario Brasil o Mozambique
(pero sí conozco las nóminas de 815 euros,
tus ojos azules cuando me miran decisivos,
un plato de arroz, o las colas de los hospitales).
Qué miedo tiene
el que olvidó el mañana de sus raíces; el que
abandonó el nosotros perfecto para ser innumerable; el que
sólo pisa caminos rotos y océanos de impureza.
Qué miedo tiene
el que busca su derrota con la miel en los dientes; el que
sueña con lugares de alazanes sin alambradas; el que
cuenta las horas que le faltan para matar a Clitemnestra.
Qué miedo aquél
que una noche llegó a casa
y la casa estaba sola,
y la puerta cerrada,
y su padre muerto,
y de pronto quiso estar
en los archivos de la policía.
.
Publicado por Neorrabioso en 09:23
viernes, 29 de julio de 2011
Perfecta Anarquía
viernes, julio 29, 2011
Durante agosto
CICLO PERFECTA ANARQUÍA
JUEVES DE AGOSTO a las 20hs.
TEATRO BECKETT
Guardia Vieja 3556
Reservas 4867-5185- teatrobeckett@gmail.com
Entrada: 30$
http://teatrobeckett.com/
Presentamos el libro Perfecta Anarquía Volumen I
¡Pero no hablamos del mismo, sólo lo vendemos y te mostramos algunas escenas de la temporada 2010!
Dirección General: Andrea Garrote
Las escenas que se verán:
4 y 11 de Agosto
Agrupados
de Andrea Lo tártaro. Con Ruy Alexis Gatti, Mirta Zofoli, Andrea Lo tártaro, Mariela Díaz y Débora Paladino.
La abeja
Versión libre sobre un relato de César Aira. Con Demián Salomón y Mariela Verdinelli
Majestad
Versión libre sobre un relato de Miranda July. Con Sofía Howard
Final de temporada
De y por Magdalena Martínez, Ana Anthony y Nurit Kasztelan
Hotel California
De y por Laila Dutchasky, Sergio García y Nacho Bozzolo
La reina de la papa
De y por Eugenia Pérez Tomas y Natalia Carmen Casielles
18 de Agosto
Posición adelantada
de Rocío Reyna. Con Sofía Gonzales y Rita Galván.
Si me lo preguntan
de Luis Tenewicki. Con Luis Tenewicki, Manuel Iglesia y Julieta Larrechea.
Piso flotante
de Nicolás Savignone. Con Nacho Bozzolo, Laila Duthchasky, Sergio García y Jazmín Cañete
La excursión larga
Versión libre sobre un relato de Hebe Uhart. Con Magdalena Martínez
Centro C
de Ana María Gómez. Con Gabriela Blanco, Estela Huergo, Manuel Iglesia y Ruy Alexis Gatti.
Otra mosca más
de Nurit Kasztelan. Con Mario Bódega y Demián Salomón
25 de Agosto
Los Zorzales
de y por Jazmín Cañete, Nacho Bozzolo, Rocío Reyna
Si me lo preguntan
de Luis Tenewicki. Con Luis Tenewicki, Manuel Iglesia y Julieta Larrechea.
Rescatate Navidad
de Luciano Cioffi. Con Sol Ricci y Luciano Cioffi.
Piso flotante
de Nicolás Savignone. Con Nacho Bozzolo, Laila Duthchasky, Sergio García y Jazmín Cañete
Centro C
de Ana María Gómez. Con Gabriela Blanco, Estela Huergo, Manuel Iglesia y Ruy Alexis Gatti.
Otra mosca más
de Nurit Kasztelan. Con Mario Bódega y Demián Salomón
Perfecta Anarquía es el nombre del colectivo teatral que agrupa las obras breves producidas en el taller de Entrenamiento y Dramaturgia para actores que realizo ya hace más de una década. Allí trabajamos acompañando la producción literaria de los actores individualmente como con sus colegas en escena. Organizamos improvisaciones, inventamos dispositivos para profundizar en diferentes lenguajes de actuación y hasta hacemos actuar a inicialmente tímidos dramaturgos que son sabiamente mimados por los actores. Todo eso en la certeza de la alegría que produce la aparición y crecimiento de esos pequeños universos contemporáneos, particulares y nuestros. A lo largo de los años he visto surgir el interés por la escritura que brindó como toda inquietud desarrollada, una producción vasta y diversa. Celebro este libro y los ciclos teatrales que hemos hecho en armoniosa realización y en la más absoluta y burbujeante periferia.
Este libro es un primer testimonio que agrupa siete escenas de actores - autores que en estos últimos años han demostrado talento y compromiso con este rito necesariamente presencial que nos permite metamorfosearnos en otros cuerpos, otras mentes, otros espíritus. ¡Salud!
Sobre la publicación.
Editorial Jacotot.
En El círculo, de Daniela Rico Artigas y Guadalupe Cuevas, aparece una amistad vacía casi impuesta, como todo en el universo de estas mujeres de militares que insisten en continuar sus vidas con formal optimismo mientras sufren asombradas, accidentes, explosiones y parálisis histéricas sin preguntarse profundamente nunca, nada .
Dos parejas esperan mesa en la puerta de un restaurant de moda. “Es una noche perfecta pero yo tengo las piernas como dos macetones” –dice una de las mujeres.
La cabrera, de Celina Rosenwurcel, narra la insatisfacción que crece con el comportamiento convencional a rajatabla de esos personajes. Actitud que rige desde una cena formal, hasta en sus secretos más oscuros.
Aquella vieja persecuta, de Andrés Rossi, transcurre en un ámbito poco explorado, dos ex amantes se reencuentran un bar ubicado en una triste avenida bonaerense en cuyo sótano se juegan dudosas apuestas. Una mujer que reniega sistemáticamente de su origen oligárquico y es atraída como un imán hacia sórdidas historias.
Tontos juegos de palabras, respuestas irónicas y cancheras son los vulgares adornos que encubren el desamor y la violencia en Otro Día más, de Matías Creche . He aquí una escena de familia disfuncional, como si hubiera familias funcionales. En este caso el hijo desea el amor y el respeto, pero claro, se crío con unos padres que agreden como si eso fuera algo que les da un toque de glamour a sus personalidades. ¿Cuánto puedo diferenciarme de ellos ante Amanda -piensa el hijo- mantenerme al margen, esquivar con altura tantas vertiginosas sandeces cuando la luz se corta todo el tiempo, afuera y adentro.
Final de temporada, de Magdalena Martínez, Ana Anthony y Nurit Kasztelan. ¿Cuántas jóvenes estudiantes venidas del interior contiene la ciudad de Buenos Aires? Una temporada de convivencia extrema en pequeños espacios compartiendo intimidades y hábitos. El calor creciente, la fecha de los finales, el repaso de pequeños eventos como el común fanatismo con un serial televiso que hace rato terminó confirman que hay días vividos como epílogos.
En Si me lo preguntan, de Luis Tenewicki, un bailarín de tango en el final de su carrera vive una vez más la inevitable despedida de su joven compañera de baile. Es ella la que tiene la inquietud filosófica y vital de preguntase por la esencia del tiempo, mientras él quisiera negar su paso. Un extranjero tan pragmático como onírico separa sus destinos.
La reina de la papa, de Eugenia Pérez Tomas y Natalia Carmen Casielles, presenta un mundo delicado, ingenuo y fantasmal. Dos hermosas muchachas de pueblo esperan su participación en el concurso que les permitirá recorrer el país. Pero el diálogo entre ellas va corriendo al espectador de la figuratividad inicial hasta lograr compartir con los personajes el desconcierto que los acompaña en su aletargada espera.
Andrea Garrote.
Tomado de http://escribirenelaire.blogspot.com/2011/07/durante-agosto.html
Durante agosto
CICLO PERFECTA ANARQUÍA
JUEVES DE AGOSTO a las 20hs.
TEATRO BECKETT
Guardia Vieja 3556
Reservas 4867-5185- teatrobeckett@gmail.com
Entrada: 30$
http://teatrobeckett.com/
Presentamos el libro Perfecta Anarquía Volumen I
¡Pero no hablamos del mismo, sólo lo vendemos y te mostramos algunas escenas de la temporada 2010!
Dirección General: Andrea Garrote
Las escenas que se verán:
4 y 11 de Agosto
Agrupados
de Andrea Lo tártaro. Con Ruy Alexis Gatti, Mirta Zofoli, Andrea Lo tártaro, Mariela Díaz y Débora Paladino.
La abeja
Versión libre sobre un relato de César Aira. Con Demián Salomón y Mariela Verdinelli
Majestad
Versión libre sobre un relato de Miranda July. Con Sofía Howard
Final de temporada
De y por Magdalena Martínez, Ana Anthony y Nurit Kasztelan
Hotel California
De y por Laila Dutchasky, Sergio García y Nacho Bozzolo
La reina de la papa
De y por Eugenia Pérez Tomas y Natalia Carmen Casielles
18 de Agosto
Posición adelantada
de Rocío Reyna. Con Sofía Gonzales y Rita Galván.
Si me lo preguntan
de Luis Tenewicki. Con Luis Tenewicki, Manuel Iglesia y Julieta Larrechea.
Piso flotante
de Nicolás Savignone. Con Nacho Bozzolo, Laila Duthchasky, Sergio García y Jazmín Cañete
La excursión larga
Versión libre sobre un relato de Hebe Uhart. Con Magdalena Martínez
Centro C
de Ana María Gómez. Con Gabriela Blanco, Estela Huergo, Manuel Iglesia y Ruy Alexis Gatti.
Otra mosca más
de Nurit Kasztelan. Con Mario Bódega y Demián Salomón
25 de Agosto
Los Zorzales
de y por Jazmín Cañete, Nacho Bozzolo, Rocío Reyna
Si me lo preguntan
de Luis Tenewicki. Con Luis Tenewicki, Manuel Iglesia y Julieta Larrechea.
Rescatate Navidad
de Luciano Cioffi. Con Sol Ricci y Luciano Cioffi.
Piso flotante
de Nicolás Savignone. Con Nacho Bozzolo, Laila Duthchasky, Sergio García y Jazmín Cañete
Centro C
de Ana María Gómez. Con Gabriela Blanco, Estela Huergo, Manuel Iglesia y Ruy Alexis Gatti.
Otra mosca más
de Nurit Kasztelan. Con Mario Bódega y Demián Salomón
Perfecta Anarquía es el nombre del colectivo teatral que agrupa las obras breves producidas en el taller de Entrenamiento y Dramaturgia para actores que realizo ya hace más de una década. Allí trabajamos acompañando la producción literaria de los actores individualmente como con sus colegas en escena. Organizamos improvisaciones, inventamos dispositivos para profundizar en diferentes lenguajes de actuación y hasta hacemos actuar a inicialmente tímidos dramaturgos que son sabiamente mimados por los actores. Todo eso en la certeza de la alegría que produce la aparición y crecimiento de esos pequeños universos contemporáneos, particulares y nuestros. A lo largo de los años he visto surgir el interés por la escritura que brindó como toda inquietud desarrollada, una producción vasta y diversa. Celebro este libro y los ciclos teatrales que hemos hecho en armoniosa realización y en la más absoluta y burbujeante periferia.
Este libro es un primer testimonio que agrupa siete escenas de actores - autores que en estos últimos años han demostrado talento y compromiso con este rito necesariamente presencial que nos permite metamorfosearnos en otros cuerpos, otras mentes, otros espíritus. ¡Salud!
Sobre la publicación.
Editorial Jacotot.
En El círculo, de Daniela Rico Artigas y Guadalupe Cuevas, aparece una amistad vacía casi impuesta, como todo en el universo de estas mujeres de militares que insisten en continuar sus vidas con formal optimismo mientras sufren asombradas, accidentes, explosiones y parálisis histéricas sin preguntarse profundamente nunca, nada .
Dos parejas esperan mesa en la puerta de un restaurant de moda. “Es una noche perfecta pero yo tengo las piernas como dos macetones” –dice una de las mujeres.
La cabrera, de Celina Rosenwurcel, narra la insatisfacción que crece con el comportamiento convencional a rajatabla de esos personajes. Actitud que rige desde una cena formal, hasta en sus secretos más oscuros.
Aquella vieja persecuta, de Andrés Rossi, transcurre en un ámbito poco explorado, dos ex amantes se reencuentran un bar ubicado en una triste avenida bonaerense en cuyo sótano se juegan dudosas apuestas. Una mujer que reniega sistemáticamente de su origen oligárquico y es atraída como un imán hacia sórdidas historias.
Tontos juegos de palabras, respuestas irónicas y cancheras son los vulgares adornos que encubren el desamor y la violencia en Otro Día más, de Matías Creche . He aquí una escena de familia disfuncional, como si hubiera familias funcionales. En este caso el hijo desea el amor y el respeto, pero claro, se crío con unos padres que agreden como si eso fuera algo que les da un toque de glamour a sus personalidades. ¿Cuánto puedo diferenciarme de ellos ante Amanda -piensa el hijo- mantenerme al margen, esquivar con altura tantas vertiginosas sandeces cuando la luz se corta todo el tiempo, afuera y adentro.
Final de temporada, de Magdalena Martínez, Ana Anthony y Nurit Kasztelan. ¿Cuántas jóvenes estudiantes venidas del interior contiene la ciudad de Buenos Aires? Una temporada de convivencia extrema en pequeños espacios compartiendo intimidades y hábitos. El calor creciente, la fecha de los finales, el repaso de pequeños eventos como el común fanatismo con un serial televiso que hace rato terminó confirman que hay días vividos como epílogos.
En Si me lo preguntan, de Luis Tenewicki, un bailarín de tango en el final de su carrera vive una vez más la inevitable despedida de su joven compañera de baile. Es ella la que tiene la inquietud filosófica y vital de preguntase por la esencia del tiempo, mientras él quisiera negar su paso. Un extranjero tan pragmático como onírico separa sus destinos.
La reina de la papa, de Eugenia Pérez Tomas y Natalia Carmen Casielles, presenta un mundo delicado, ingenuo y fantasmal. Dos hermosas muchachas de pueblo esperan su participación en el concurso que les permitirá recorrer el país. Pero el diálogo entre ellas va corriendo al espectador de la figuratividad inicial hasta lograr compartir con los personajes el desconcierto que los acompaña en su aletargada espera.
Andrea Garrote.
Tomado de http://escribirenelaire.blogspot.com/2011/07/durante-agosto.html
Mañana serán árboles
El balcón
Octavio Paz
Quieta
En mitad de la noche
No a la deriva de los siglos
No tendida
Clavada
Como idea fija
En el centro de la incandescencia
Delhi
Dos silabas altas
Rodeadas de arena e insomnio
En voz baja las digo
Nada se mueve
Y sin embargo
Crece
La oleada silenciosa se dilata
Es el verano que se derrama
Oigo la vibración del cielo bajo
Sobre los llanos en letargo
Masas enormes cónclaves obscenos
Nubes llenas de insectos
Aplastan
Indecisos bultos enanos
(Mañana tendrán nombre
Erguidos serán casas
Mañana serán árboles)
Nada se mueve
Y sin embargo
La hora es más grande
Yo más solo
Clavado
En el centro del torbellino
Si extiendo la mano
Un cuerpo fofo el aire
Un ser promiscuo sin cara
Acodado al balcón
Veo
(No te apoyes,
Si estás solo, contra la balaustrada,
Dice el poeta chino)
No es la altura ni la noche y su luna
No son los infinitos a la vista
Es la memoria y sus vértigos
Esto que veo
Esto que gira
Son las acechanzas las trampas
Detrás no hay nada
Son las fechas y sus remolinos
(Trono de hueso
Trono del mediodía
Aquella isla
En su cantil leonado
Por un instante vi la vida verdadera
Tenía la cara de la muerte
Eran el mismo rostro
Disuelto
En el mismo mar centelleante)
Lo que viviste hoy te desvive
No estás allá
Aquí
Estoy aquí
En mi comienzo
No me reniego
Me sustento
Acodado al balcón
Veo
Nubarrones y un pedazo de luna
Lo que está aquí visible
Casas gente
Lo real presente
Vencido por la hora
Lo que está allá
Invisible
Octavio Paz
Quieta
En mitad de la noche
No a la deriva de los siglos
No tendida
Clavada
Como idea fija
En el centro de la incandescencia
Delhi
Dos silabas altas
Rodeadas de arena e insomnio
En voz baja las digo
Nada se mueve
Y sin embargo
Crece
La oleada silenciosa se dilata
Es el verano que se derrama
Oigo la vibración del cielo bajo
Sobre los llanos en letargo
Masas enormes cónclaves obscenos
Nubes llenas de insectos
Aplastan
Indecisos bultos enanos
(Mañana tendrán nombre
Erguidos serán casas
Mañana serán árboles)
Nada se mueve
Y sin embargo
La hora es más grande
Yo más solo
Clavado
En el centro del torbellino
Si extiendo la mano
Un cuerpo fofo el aire
Un ser promiscuo sin cara
Acodado al balcón
Veo
(No te apoyes,
Si estás solo, contra la balaustrada,
Dice el poeta chino)
No es la altura ni la noche y su luna
No son los infinitos a la vista
Es la memoria y sus vértigos
Esto que veo
Esto que gira
Son las acechanzas las trampas
Detrás no hay nada
Son las fechas y sus remolinos
(Trono de hueso
Trono del mediodía
Aquella isla
En su cantil leonado
Por un instante vi la vida verdadera
Tenía la cara de la muerte
Eran el mismo rostro
Disuelto
En el mismo mar centelleante)
Lo que viviste hoy te desvive
No estás allá
Aquí
Estoy aquí
En mi comienzo
No me reniego
Me sustento
Acodado al balcón
Veo
Nubarrones y un pedazo de luna
Lo que está aquí visible
Casas gente
Lo real presente
Vencido por la hora
Lo que está allá
Invisible
No estaba con mi sombra
¿dÓnde?
Oliverio Girondo
¿Me extravié en la fiebre?
¿Detrás de las sonrisas?
¿Entre los alfileres?
¿En la duda?
¿En el rezo?
¿En medio de la herrumbre?
¿Asomado a la angustia,
al engaño,
a lo verde?...
No estaba junto al llanto,
junto a lo despiadado,
por encima del asco,
adherido a la ausencia,
mezclado a la ceniza,
al horror,
al delirio.
No estaba con mi sombra,
no estaba con mis gestos,
más allá de las normas,
más allá del misterio,
en el fondo del sueño,
del eco,
del olvido.
No estaba.
¡Estoy seguro!
No estaba.
Oliverio Girondo
¿Me extravié en la fiebre?
¿Detrás de las sonrisas?
¿Entre los alfileres?
¿En la duda?
¿En el rezo?
¿En medio de la herrumbre?
¿Asomado a la angustia,
al engaño,
a lo verde?...
No estaba junto al llanto,
junto a lo despiadado,
por encima del asco,
adherido a la ausencia,
mezclado a la ceniza,
al horror,
al delirio.
No estaba con mi sombra,
no estaba con mis gestos,
más allá de las normas,
más allá del misterio,
en el fondo del sueño,
del eco,
del olvido.
No estaba.
¡Estoy seguro!
No estaba.
Los hilos de la araña
“Avísenme si empiezo a convertirme en demasiado yo misma. Es mi tendencia. Pero soy también objetiva. Tanto que logro volver lo subjetivo de los hilos de la araña en palabras objetivas.”
Clarise Lispector
Clarise Lispector
La conquista de México por Moiseefff
Hoy recomienda: Iván Moiseeff
Tomado del blog de la Fundación Tomás Eloy Martínez
Le damos la bienvenida a una nueva sección en el blog de la Fundación: Un libro para el fin de semana. Todos los viernes invitaremos a un escritor joven para que nos recomiende una lectura. Hoy es el turno de Iván Moiseeff, que además de ser uno de los editores del sello Clase Turista, es poeta, novelista y guionista. Su elección rescata una obra fundamental para entender la Conquista de México: Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo.
Por Iván Moiseeff*
Las sagas están de moda: la épica medieval plagada de seres sobrenaturales con El señor de los anillos, la inocencia y la hechicería de la mano de Harry Potter, las cruzadas tecno-alienígenas de Transformers, las intrigas palaciegas –con toques de soft porn y parlamentos shakesperianos– que propone la nueva serie sensación de HBO: The Game Of Thrones.
En esa ebullición de epopeyas, sugiero abrir las páginas de un libro que tiene todo eso y, además, es más intenso. Un manuscrito redactado hace uno 500 años: Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo. Bernal narra en primera persona la conquista de México, como soldado español que acompañó a Hernán Cortés. Es un testimonio verídico de cómo se apagó un mundo, un viaje plagado de señales sobrenaturales (la llegada de los españoles estuvo anticipada por una sucesión de fenómenos maravillosos), dioses que se manifiestan, imperios enfrentados, seres fantásticos, sacrificios, batallas, traiciones, miserias, grandezas, desesperación y barbarie. Un registro de vidas que respiraron y caminaron en el mismo planeta que habitamos.
Es un libro muy conmovedor, una inmersión en la densa, rica y luminosa cultura precolombina. Es, además, una historia inagotable. Porque si bien uno puede leerlo a través de la mirada de un soldado español como Bernal, también puede ver la caída del imperio azteca desde otros ángulos. La visión de los vencidos reúne el relato indígena de la historia, La Relación de Michoacán da la destrucción de Tenochtitlán desde una ciudad una vecina (lo más parecido a contemplar una catástrofe que estalla a nuestro lado y avanza en nuestra dirección) o la Historia de Tlaxcala, el pueblo aliado a Cortés en la conquista.
Vivimos una época donde nos convocan tantos estímulos: películas, series nuevas, redes sociales, el deambular digital por Internet… Nos vamos programando para obtener respuestas veloces y estimulantes. Sumergirse estos textos puede parecernos arduo. Pero es sólo una ilusión, si pasan las 50 ó 60 páginas que les reclama ajustarse al estilo de estas escrituras, va a entrar en otra dimensión. Un espacio donde alguien nos habla, nos llama, a través de los siglos, para decir: yo ví esto, viví esto. Así que ya saben, agarren el libro, métanse en la cama y a leer. Leer y dejar que los arbustos vayan creciendo alrededor de la colcha, que las raíces resquebrajen el parquet del suelo, que las paredes de la habitación se descascaren y dejen ver la punta de una pirámide azteca sobre la niebla y las copas de los árboles, que escuchemos el choque del hierro de las armaduras mientras los exploradores avanzan, los aullidos de los hombres atormentados que se cruzan en su camino, el relincho de los caballos… Ahí vienen, están viniendo, la selva tiembla, el mundo nunca volverá a ser igual.
*Iván Moiseeff nació en Buenos Aires en 1975. Es escritor y creador del sello editorial Clase Turista. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Escribió la novela Falling (2000) y publicó la plaqueta de poemas “¡Adiós, pomeraniam” en Horny Housewife Kidnapped (2005), el Manual de Supervivencia para los Días del Gran Desastre (2008), la novela Huitzilopochtli (2009) y el poema Troll (2009). Además de trabajar en la editorial, se desempeña como guionista en MTV.
Tomado de http://blog.fundaciontem.org/2011/07/hoy-recomienda-ivan-moiseeff.html?showComment=1311949178927#c6620921126633176282
Tomado del blog de la Fundación Tomás Eloy Martínez
Le damos la bienvenida a una nueva sección en el blog de la Fundación: Un libro para el fin de semana. Todos los viernes invitaremos a un escritor joven para que nos recomiende una lectura. Hoy es el turno de Iván Moiseeff, que además de ser uno de los editores del sello Clase Turista, es poeta, novelista y guionista. Su elección rescata una obra fundamental para entender la Conquista de México: Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo.
Por Iván Moiseeff*
Las sagas están de moda: la épica medieval plagada de seres sobrenaturales con El señor de los anillos, la inocencia y la hechicería de la mano de Harry Potter, las cruzadas tecno-alienígenas de Transformers, las intrigas palaciegas –con toques de soft porn y parlamentos shakesperianos– que propone la nueva serie sensación de HBO: The Game Of Thrones.
En esa ebullición de epopeyas, sugiero abrir las páginas de un libro que tiene todo eso y, además, es más intenso. Un manuscrito redactado hace uno 500 años: Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo. Bernal narra en primera persona la conquista de México, como soldado español que acompañó a Hernán Cortés. Es un testimonio verídico de cómo se apagó un mundo, un viaje plagado de señales sobrenaturales (la llegada de los españoles estuvo anticipada por una sucesión de fenómenos maravillosos), dioses que se manifiestan, imperios enfrentados, seres fantásticos, sacrificios, batallas, traiciones, miserias, grandezas, desesperación y barbarie. Un registro de vidas que respiraron y caminaron en el mismo planeta que habitamos.
Es un libro muy conmovedor, una inmersión en la densa, rica y luminosa cultura precolombina. Es, además, una historia inagotable. Porque si bien uno puede leerlo a través de la mirada de un soldado español como Bernal, también puede ver la caída del imperio azteca desde otros ángulos. La visión de los vencidos reúne el relato indígena de la historia, La Relación de Michoacán da la destrucción de Tenochtitlán desde una ciudad una vecina (lo más parecido a contemplar una catástrofe que estalla a nuestro lado y avanza en nuestra dirección) o la Historia de Tlaxcala, el pueblo aliado a Cortés en la conquista.
Vivimos una época donde nos convocan tantos estímulos: películas, series nuevas, redes sociales, el deambular digital por Internet… Nos vamos programando para obtener respuestas veloces y estimulantes. Sumergirse estos textos puede parecernos arduo. Pero es sólo una ilusión, si pasan las 50 ó 60 páginas que les reclama ajustarse al estilo de estas escrituras, va a entrar en otra dimensión. Un espacio donde alguien nos habla, nos llama, a través de los siglos, para decir: yo ví esto, viví esto. Así que ya saben, agarren el libro, métanse en la cama y a leer. Leer y dejar que los arbustos vayan creciendo alrededor de la colcha, que las raíces resquebrajen el parquet del suelo, que las paredes de la habitación se descascaren y dejen ver la punta de una pirámide azteca sobre la niebla y las copas de los árboles, que escuchemos el choque del hierro de las armaduras mientras los exploradores avanzan, los aullidos de los hombres atormentados que se cruzan en su camino, el relincho de los caballos… Ahí vienen, están viniendo, la selva tiembla, el mundo nunca volverá a ser igual.
*Iván Moiseeff nació en Buenos Aires en 1975. Es escritor y creador del sello editorial Clase Turista. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Escribió la novela Falling (2000) y publicó la plaqueta de poemas “¡Adiós, pomeraniam” en Horny Housewife Kidnapped (2005), el Manual de Supervivencia para los Días del Gran Desastre (2008), la novela Huitzilopochtli (2009) y el poema Troll (2009). Además de trabajar en la editorial, se desempeña como guionista en MTV.
Tomado de http://blog.fundaciontem.org/2011/07/hoy-recomienda-ivan-moiseeff.html?showComment=1311949178927#c6620921126633176282
Lo que no somos
"Escribir ficciones es buscar lo que no somos en lo que ya somos, es aceptar, en aquel que somos, todos los otros que no podremos ser".
Tomás Eloy Martinez, La otra realidad.
Tomás Eloy Martinez, La otra realidad.
miércoles, 27 de julio de 2011
Graniz-ad-o
Dice Magda que el otro día hubo alerta "de granizado". ¡Qué bueno, no!?
Lástima que el pronóstico no se cumpla siempre...
Lástima que el pronóstico no se cumpla siempre...
Lispector por Kasztelan
La sacralidad del mundo en lo cotidiano
Descubrimientos, de Clarice Lispector
(Adriana Hidalgo, 2010)
Nurit Kasztelan*
Clarice Lispector es una escritora con distintos matices. Su escritura se acerca a los extremos de las cosas, al límite de las palabras y al límite del sujeto que narra. Pero pareciera que lo hace distraídamente. Las iluminaciones o momentos epifánicos provienen de situaciones cotidianas y de los gestos más insignificantes. En muchos de sus cuentos, como por ejemplo los de Lazos de familia, lo que se ve es un mundo ordenado, un mundo burgués de clase media carioca que es desestabilizado por pequeñas grietas. Aparece en primer plano el mundo doméstico y la fuerza de los moldes que establecen un tipo de conducta o de modo de ser. En algunas novelas, como La pasión según G.H., Agua viva y La hora de la estrella no hay historia ni trama y la vida cotidiana ocupa un lugar mínimo en el relato. Nos enfrentamos con una ruptura de la linealidad y de las categorías narrativas (espacio, tiempo, personajes, punto de vista).
En las crónicas incluidas en Descubrimientos, que son la continuación del libro Revelación de un mundo, podemos pensar que Clarice Lispector encuentra la sacralidad del mundo al poner atención en lo cotidiano. Las revelaciones surgen a pesar del carácter mundano de las crónicas y el enfoque en detalles irrelevantes. No solo vemos que, como señala la traductora Claudia Solans, “lo doméstico, lo insignificante, incluso lo banal se vuelve tema y problema” sino que es a través de estos hechos menores como aparecen las epifanías.
Clarice reflexiona sobre hechos cotidianos y en apariencia triviales: el primer cosmonauta, el oficio de un sacerdote, el hecho de ir al teatro, el llanto, pero esto es solo en apariencia ya que detrás de cada texto, por más menor que sea, un pensamiento singular y distinto aparece en primer plano. Clarice intenta definir la angustia, la esperanza, la felicidad, a través de anécdotas, sin ser pretenciosa ni usando palabras grandilocuentes.
Lo que caracteriza a estas crónicas es la heterogeneidad de registros. Nos enfrentamos con textos puramente autobiográficos que relatan una anécdota; otras veces, con reflexiones sobre el propio proceso de escritura y también ocurre que el texto se aproxima más al género de la crónica propiamente dicho ya que se reflexiona sobre la actualidad, (específicamente acerca de la vida cultural y económica en la sociedad brasilera entre fines de los años sesenta y comienzos de los setenta). Sin embargo, las crónicas subvierten lo que un lector esperaría de ellas, ya que en las mismas no necesariamente se narran los hechos de la realidad sino la impresión subjetiva que tiene la narradora. Los textos pertenecientes a Descubrimientos, heterogéneos y difíciles de clasificar, muestran de qué modo Clarice pone en cuestión al género “Crónicas” a través de su mirada subjetiva.
En las crónicas no hay orden cronológico, sino fragmentos narrados de forma caprichosa. En su discurrir la escritura desborda el marco periodístico y genera un estilo más cercano al literario que pone en evidencia además su prisma de lecturas. En Revelación de un mundo Clarice afirma “Avísenme si empiezo a convertirme en demasiado yo misma. Es mi tendencia. Pero soy también objetiva. Tanto que logro volver lo subjetivo de los hilos de la araña en palabras objetivas.” Es justamente esta objetividad la que vemos en las crónicas, siempre matizada por una singularidad única. La obra de Lispector ha adquirido difusión especialmente en los últimos diez años, y la publicación de las crónicas nos sirve para repensar aspectos de la misma. Leerlas nos permite descubrir facetas de la Clarice narradora. En la crónica titulada “Acerca de escribir” ella misma explica que “Es a la hora de escribir que muchas veces me vuelvo consciente de cosas, de las cuales, siendo inconsciente, antes no sabía que sabía”. En el libro anterior, Revelación de un mundo, ella se refiere al “impulso de escribir… como si yo tuviera la tela, los pinceles y los colores, y me faltara el grito de liberación, o la mudez esencial que es necesaria para decir ciertas cosas”. Se trata de testimoniar, también aquí, lo indecible del silencio. La escritura de Clarice transita aquello que no se puede decir. Se puede escribir no porque se posea la palabra, sino porque se llega a ella a partir de una valoración del silencio. Se trata de nombrar lo innombrable sabiendo que es imposible y por lo tanto lo que se nombra es justamente esa imposibilidad. La escritura consiste en dar cuenta de ese silencio, en imaginar lo que expresaría si consiguiera derribar la muralla paralizadora.
Algunas de las crónicas publicadas en el Journal do Brasil luego formaron parte de sus libros, como del volumen La legión extranjera. Otras, sin embargo, sólo fueron publicadas en el diario. En relación con esto, Clarice confiesa su desconcierto de encontrarse escribiendo para un público más amplio como lo es el lector del diario: “Es curiosa esta experiencia de escribir más liviano y para muchos, yo, que escribía “mis cosas” para pocos.”
*Autora
Nurit Kasztelan nació en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1982. Publicó Movimientos incorpóreos (Huesos de Jibia, 2007) y Teoremas (La propia Cartonera, Uruguay, 2010). Organiza, con Germán Rosati, el ciclo de lecturas La manzana en el gusano y dirige la sección de poesía de esta revista. Tradujo, junto a Mariana Terrón poemas del libro Uomini Miei de la poeta italiana Alda Merini.
2005-2010 Copyright No-Retornable.com.ar - Todos los derechos reservados.
Tomado de http://www.no-retornable.com.ar/v7/nuevo/kasztelan.html
Descubrimientos, de Clarice Lispector
(Adriana Hidalgo, 2010)
Nurit Kasztelan*
Clarice Lispector es una escritora con distintos matices. Su escritura se acerca a los extremos de las cosas, al límite de las palabras y al límite del sujeto que narra. Pero pareciera que lo hace distraídamente. Las iluminaciones o momentos epifánicos provienen de situaciones cotidianas y de los gestos más insignificantes. En muchos de sus cuentos, como por ejemplo los de Lazos de familia, lo que se ve es un mundo ordenado, un mundo burgués de clase media carioca que es desestabilizado por pequeñas grietas. Aparece en primer plano el mundo doméstico y la fuerza de los moldes que establecen un tipo de conducta o de modo de ser. En algunas novelas, como La pasión según G.H., Agua viva y La hora de la estrella no hay historia ni trama y la vida cotidiana ocupa un lugar mínimo en el relato. Nos enfrentamos con una ruptura de la linealidad y de las categorías narrativas (espacio, tiempo, personajes, punto de vista).
En las crónicas incluidas en Descubrimientos, que son la continuación del libro Revelación de un mundo, podemos pensar que Clarice Lispector encuentra la sacralidad del mundo al poner atención en lo cotidiano. Las revelaciones surgen a pesar del carácter mundano de las crónicas y el enfoque en detalles irrelevantes. No solo vemos que, como señala la traductora Claudia Solans, “lo doméstico, lo insignificante, incluso lo banal se vuelve tema y problema” sino que es a través de estos hechos menores como aparecen las epifanías.
Clarice reflexiona sobre hechos cotidianos y en apariencia triviales: el primer cosmonauta, el oficio de un sacerdote, el hecho de ir al teatro, el llanto, pero esto es solo en apariencia ya que detrás de cada texto, por más menor que sea, un pensamiento singular y distinto aparece en primer plano. Clarice intenta definir la angustia, la esperanza, la felicidad, a través de anécdotas, sin ser pretenciosa ni usando palabras grandilocuentes.
Lo que caracteriza a estas crónicas es la heterogeneidad de registros. Nos enfrentamos con textos puramente autobiográficos que relatan una anécdota; otras veces, con reflexiones sobre el propio proceso de escritura y también ocurre que el texto se aproxima más al género de la crónica propiamente dicho ya que se reflexiona sobre la actualidad, (específicamente acerca de la vida cultural y económica en la sociedad brasilera entre fines de los años sesenta y comienzos de los setenta). Sin embargo, las crónicas subvierten lo que un lector esperaría de ellas, ya que en las mismas no necesariamente se narran los hechos de la realidad sino la impresión subjetiva que tiene la narradora. Los textos pertenecientes a Descubrimientos, heterogéneos y difíciles de clasificar, muestran de qué modo Clarice pone en cuestión al género “Crónicas” a través de su mirada subjetiva.
En las crónicas no hay orden cronológico, sino fragmentos narrados de forma caprichosa. En su discurrir la escritura desborda el marco periodístico y genera un estilo más cercano al literario que pone en evidencia además su prisma de lecturas. En Revelación de un mundo Clarice afirma “Avísenme si empiezo a convertirme en demasiado yo misma. Es mi tendencia. Pero soy también objetiva. Tanto que logro volver lo subjetivo de los hilos de la araña en palabras objetivas.” Es justamente esta objetividad la que vemos en las crónicas, siempre matizada por una singularidad única. La obra de Lispector ha adquirido difusión especialmente en los últimos diez años, y la publicación de las crónicas nos sirve para repensar aspectos de la misma. Leerlas nos permite descubrir facetas de la Clarice narradora. En la crónica titulada “Acerca de escribir” ella misma explica que “Es a la hora de escribir que muchas veces me vuelvo consciente de cosas, de las cuales, siendo inconsciente, antes no sabía que sabía”. En el libro anterior, Revelación de un mundo, ella se refiere al “impulso de escribir… como si yo tuviera la tela, los pinceles y los colores, y me faltara el grito de liberación, o la mudez esencial que es necesaria para decir ciertas cosas”. Se trata de testimoniar, también aquí, lo indecible del silencio. La escritura de Clarice transita aquello que no se puede decir. Se puede escribir no porque se posea la palabra, sino porque se llega a ella a partir de una valoración del silencio. Se trata de nombrar lo innombrable sabiendo que es imposible y por lo tanto lo que se nombra es justamente esa imposibilidad. La escritura consiste en dar cuenta de ese silencio, en imaginar lo que expresaría si consiguiera derribar la muralla paralizadora.
Algunas de las crónicas publicadas en el Journal do Brasil luego formaron parte de sus libros, como del volumen La legión extranjera. Otras, sin embargo, sólo fueron publicadas en el diario. En relación con esto, Clarice confiesa su desconcierto de encontrarse escribiendo para un público más amplio como lo es el lector del diario: “Es curiosa esta experiencia de escribir más liviano y para muchos, yo, que escribía “mis cosas” para pocos.”
*Autora
Nurit Kasztelan nació en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1982. Publicó Movimientos incorpóreos (Huesos de Jibia, 2007) y Teoremas (La propia Cartonera, Uruguay, 2010). Organiza, con Germán Rosati, el ciclo de lecturas La manzana en el gusano y dirige la sección de poesía de esta revista. Tradujo, junto a Mariana Terrón poemas del libro Uomini Miei de la poeta italiana Alda Merini.
2005-2010 Copyright No-Retornable.com.ar - Todos los derechos reservados.
Tomado de http://www.no-retornable.com.ar/v7/nuevo/kasztelan.html
martes, 26 de julio de 2011
Buscado
Físicamente se parece a Marrale, el actor (aunque cuando digo Marrale el apellido se me deforma hacia Mairal, pero no, no era Pedro ni físicamente ni en lo que hacía).
Estaba en mi casa, me explicaba un ¿juego? ¿broma? que yo no entendía, de la que me había quedado afuera en una reunión de profesores en relación a chanzas previas en feisbuk. Yo me preguntaba por qué este tipo se preocupaba por mí, si yo ni lo registraba, y por qué me miraba con esa cara de tequierocomerlaboca.
Al rato, todavía en mi casa, me decía que había traído unos caños que estaban buenos para colgar las cortinas. Y yo le preguntaba si en mi casa o en la escuela. Él me decía que en mi casa y probaba el artefacto sobre mi ventana (tengo en el armario unas cortinas que compré hace dos meses y todavía no sé cómo colgar).
Ahí veíamos en mi repisa dos gatitos acurrucados y yo le decía que el más chiquito era Pachonchito. Pero de repente yo desconocía al "gatito", lo tocaba y salía corriendo:¡era una rata! Él y yo la perseguíamos hasta afuera, dábamos vuelta en el pasillo del fondo y, como debajo de la pared, al pie del muro, encontrábamos "el nido", pero no eran ratas era ¿una gata? ¿una perra? que había tenido cría. Y yo decía cómo hizo ésta para quedar preñada si tomaba la pastilla?
No sé en qué momento yo le decía al señor del sueño (obvio que esto es lo que soñé anoche) que dejara de mirarme así y lo besaba yo. Lo besaba pensando en "acortardistancias", decirle: está todo bien no hace falta que sigas derritiéndote detrás mío. Él sonreía feliz y me decía que yo no era conciente del efecto que provocaba en los demás. (¿De quién es esa frase, de quién...?)
Estaba en mi casa, me explicaba un ¿juego? ¿broma? que yo no entendía, de la que me había quedado afuera en una reunión de profesores en relación a chanzas previas en feisbuk. Yo me preguntaba por qué este tipo se preocupaba por mí, si yo ni lo registraba, y por qué me miraba con esa cara de tequierocomerlaboca.
Al rato, todavía en mi casa, me decía que había traído unos caños que estaban buenos para colgar las cortinas. Y yo le preguntaba si en mi casa o en la escuela. Él me decía que en mi casa y probaba el artefacto sobre mi ventana (tengo en el armario unas cortinas que compré hace dos meses y todavía no sé cómo colgar).
Ahí veíamos en mi repisa dos gatitos acurrucados y yo le decía que el más chiquito era Pachonchito. Pero de repente yo desconocía al "gatito", lo tocaba y salía corriendo:¡era una rata! Él y yo la perseguíamos hasta afuera, dábamos vuelta en el pasillo del fondo y, como debajo de la pared, al pie del muro, encontrábamos "el nido", pero no eran ratas era ¿una gata? ¿una perra? que había tenido cría. Y yo decía cómo hizo ésta para quedar preñada si tomaba la pastilla?
No sé en qué momento yo le decía al señor del sueño (obvio que esto es lo que soñé anoche) que dejara de mirarme así y lo besaba yo. Lo besaba pensando en "acortardistancias", decirle: está todo bien no hace falta que sigas derritiéndote detrás mío. Él sonreía feliz y me decía que yo no era conciente del efecto que provocaba en los demás. (¿De quién es esa frase, de quién...?)
lunes, 25 de julio de 2011
La vida ya te empuja
PALABRAS PARA JULIA
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo
Poesía-susto
EL GRAFITI POÉTICO "NEORRABIOSO" - Elsa García de Blas
El País, 25 de julio de 2011
"En el cine de tu niñez pusieron un Zara. Vuestro nivel de vida es nuestro nivel de muerte".
Sus mensajes salpican Madrid. Están por todas partes, en las paredes de las sucursales de bancos, en las vallas de los parques, en las calles de Vallecas, Argüelles, Portazgo, Lavapiés. Son grafitis sencillos, con caligrafía casi infantil, toscos, feos. Pero son a la vez versos impactantes, minipoemas críticos, golpes a la conciencia.
"Que repatríen las patrias". Los hace de madrugada, a las tres de la madrugada, porque sabe que a esa hora se retira el último turno de policía. Vuelve siempre para fotografiarlos, y firma como Neorrabioso.
Desde que murió su padre, de un cáncer de pulmón, vive obsesivamente para leer y escribir. Por eso trabaja de noche como conserje, para dedicar toda su jornada a la literatura. Dice que en un año ha devorado 400 libros, tantos como grafitis ha pintado por Madrid. Los vecinos no saben que su conserje es poeta. Y que el poeta también es grafitero.
Llega sin dormir, porque viene directamente de trabajar. Es mediodía y el asfalto de Príncipe Pío parece haber entrado en combustión; viste camiseta blanca y zapatillas de deporte. Delgado y de facciones afiladas, no aparenta 37 años. Alberto Basterrechea Martínez es Neorrabioso, poeta desde hace siete años y grafitero desde hace tres.
Pide una caña y se pone a hablar. Sin rodeos.
Su filosofía de vida es peculiar. No cree en la propiedad intelectual, y promete que no ganará nunca dinero con la poesía: "Para algo que hay en mi vida bonito, no quiero mancharlo con dinero". Todos los textos que cuelga en los dos blogs que gestiona (neorrabioso.blogspot.com y batania.blogspot.com) "puede usarlos, modificarlos, y atribuírselos quien quiera". "Inmigrantes, vosotros sois el mar de Madrid". Poesía-susto. Así llama lo que hace. "Es la que lees porque la encuentras sin avisar, la gente rechaza todo lo que huele a verso". Con ella reacciona, protesta sobre lo que le indigna. "Se tarda tanto / en caer / de un andamio / si eres / búlgaro, / si eres / marroquí, / si eres / rumano, / que los diarios / publican tu muerte / cuando aún / vas por el aire", escribe en uno de sus últimos poemas.
"Creo, como Gamoneda, que la poesía puede intensificar nuestra conciencia". Sus aerosoles aparecen siempre en lugares públicos, nunca en casas ni en negocios privados. "Tampoco rompería nunca un cristal, eso es lo que me diferencia de un tío de la CNT", añade.
Apura la cerveza y se mete en lo personal. "Yo no soy un escritor por vocación, escribo desde que murió mi padre, si me lo devuelven dejo de escribir". Hasta los 30 años vivió en un caserío de Vizcaya con sus padres y sus tres hermanas. Allí nunca aceptaron que un vasco se casara con una burgalesa. "Mi padre perdió a todos sus amigos". Por eso se define como "radicalmente antivasco y antiespañol". También es el motivo por el que firma como Neorrabioso: "En mi primer recital me dijeron que había estado muy rabioso, que hablaba como si estuviéramos en el franquismo... Les contesté que de donde yo venía a la democracia no se la veía por ningún lado".
El 15-M le ha devuelto la inspiración. La había perdido desde que su novia de toda la vida le abandonó, "cansada de vivir dentro de un poema". Acampó una semana en la Puerta del Sol, y encontró nueva musa en una de las líderes de Juventud Sin Futuro. "Lo mío ha sido una revolución de amor". A los indignados les ha dedicado una de sus últimas pintadas. "No somos perroflautas, somos tigreflautas", decora una pared de ladrillo visto cercana a su casa. Dos mujeres pasan por delante sin dirigirle ni una mirada furtiva.
Los grafitis no son un pasatiempo, son parte de su fórmula, "blog más aerosol más mucha caradura". Pero su verdadero objetivo es otro: "Vivo con la locura de buscar la gloria", reconoce sin un ápice de ironía. No queda ya nada de cerveza en el vaso y sentencia: "Me digo, Batania [su otro nombre artístico], tienes que ser grande, intenta ir a por Quevedo". "Liberqué, igualiquién, fraternicuándo". El programa Word subraya en rojo sus juegos de palabras: "¿Occidónde? Inmigracias".
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Pese a todo
Escribir es seguir escribiendo pese a todo, porque hay que hacerlo, aunque no se pueda escribir, aunque no se encuentre la forma, la novela, el momento histórico, el público o, simplemente, el deseo. No acordarse es el motor. No acordarse de nadie ni de nada. Escribir en el vacío, contra el canon, o en sus márgenes.
Daniel Link
Daniel Link
No acordarse es el motor
domingo 24 de julio de 2011
¿Experiencia o literatura?
por Daniel Link para Perfil Cultura
¿Por qué nos con¿vendría leer en los márgenes de la literatura o, incluso, leer marginalmente el centro de lo literario (es decir: el canon)? ¿Debe entenderse esa manía revisora (no quiero decir “revisionista”, pero se trata de eso) como una impugnación a las concepciones hegemónicas de la literatura, como resistencia al poder que, al mismo tiempo que fabrica modelos, establece sutiles dispositivos de censura? Eso, desde ya: pero también podría señalarse que tanto en las ampliaciones y desplazamiento de lo que se considera canónico en una literatura (por lo general, nacionalmente considerada) y la iluminación de zonas antes en penumbras, lo que se pretende es una vivificación de experiencias de la literatura (todas singulares) más que una versión corregida de un ordenamiento supuesto perfectible.
El canon supone procesos de selección, atribución de propiedades y de modelización (lo mismo para los santos que para los textos). Un texto o una vida, por lo tanto, no serían singulares, sino que son singularizados por un proceso complejo. La singularización afecta a una vida o a un texto que luego, en un segundo paso (ya no un paso de vida, sino un paso a la institución literaria), se volverán representativos y ejemplares. La vida de Rodolfo Walsh, la obra de Walsh, se dice, representa una manera de articular experiencias y sentidos, un modelo (positivo o negativo).
Algo del orden de lo particular (la vida vivida, el texto escrito) se singulariza, y luego de ese proceso de singularización se vuelve, de algún modo, universal. Una vida representa “la vida”, un texto representa “la literatura” (en cortes periódicos, al menos). Es así como la historia consagra una obra.
Una obra es ese encuentro real entre una masa de discurso y una vida: el nombre propio (Borges, Walsh) no es sino una forma de denominar un encuentro entre lo literario y lo viviente en el que un sujeto pone en juego su vida (como un apostador se juega su vida). Luego, el canon clasifica: asigna un lugar, una posición, una clase. Pero también transforma en clásico. ¿Todas las obras que integran el canon son clásicos? ¿Lo son del mismo modo? La clasificación se realiza de acuerdo con un ordo, que no es sólo posicional, sino jerárquico. Hay órdenes (entre los santos, entre los ángeles, entre las obras) y podría decirse que el clásico ocupa la jerarquía de primer rango dentro del canon (Hernández, Borges, Walsh). El clásico se propone como un modelo definitivo y para siempre (aun cuando, lo sabemos, el canon esté sujeto a revisiones, modificaciones, disputas, aniquilamientos).
Una obra se construye en dos dimensiones. Y la obra, como objeto de análisis, supone, pues, un doble sujeto. Por un lado, quien progresiva e imaginariamente otorga sentidos a su propia experiencia. Es el autor (no tanto la “persona”, sino el modo en que el sujeto se constituye en garante de ciertos textos). Por otro lado, quien retrospectivamente otorga sentidos a una práctica ajena. Son los críticos, los editores, los maestros. La obra será, pues, el espacio de articulación de dos subjetividades bien diferentes y es por eso que leer desde los márgenes (a contrapelo, si se quiere, de las lecturas hegemónicas, establecidas) puede ser tanto o más revelador que leer lo marginal.
Esa articulación puede ser a veces problemática, como en el caso de Rodolfo Walsh, porque al postular su nombre como una pieza decisiva del canon argentino, tal vez haya que definir previamente qué tipo de experiencia es la que se quiere leer en la articulación entre los textos y la vida de Walsh. El canon homogeneiza las diferencias entre las obras o los autores, precisamente para poder proponer modelos (que, a posteriori, se leerán como consistentes entre sí).
Angel Rama, por ejemplo, nos ha persuadido de que Walsh es el heredero de Borges, el que vuelve a hacer en los sesenta y los setenta lo que Borges hizo en los treinta (“Rodolfo Walsh: la narrativa en el conflicto de las culturas” en Literatura y clase social. México, Folios, 1983). Sea. Pero eso supone una operación de homogeneización propia del canon que pone a la experiencia que reconocemos como Walsh, retrospectivamente, en un lugar que tal vez le resulte incómodo.
La experiencia literaria de Borges es, lo sabemos, una experiencia del agotamiento. La de Walsh, por el contrario, es la experiencia de la imposibilidad (de menor intensidad que la de Beckett, pero con el mismo alcance) y, aunque la diferencia parezca muy sutil, es sin embargo inconmensurable (sin que esto implique, naturalmente, un juicio de valor, dado que la experiencia se sustrae, por principio, al dominio de lo estético).
Esa inconmensurabilidad significa, también, que no hay entre dos experiencias semejantes una relación genética (como quien dijera: después del agotamiento, la imposibilidad), porque la experiencia de la imposibilidad tal vez haya sido declarada mucho antes (por lo pronto, en Beckett).
No es que Angel Rama se equivocara al juzgar a Walsh, en algún sentido, borgeano. Es que lo tomaba, ya, en otro lugar (el lugar de la posteridad) que no era el lugar de la propia experiencia de Walsh.
De modo que la construcción de una obra es un proceso complejo y delicado. Un sujeto, el escritor, realiza opciones en relación con los textos, marca lugares de pertenencia, elige circuitos de circulación, formas adecuadas a un proyecto literario, juega su vida en relación con una masa de discurso (o ciertas imágenes). La institución reacciona de un modo o de otro, pero lo cierto es que vuelve a imprimir los valores universales del arte.
El canon estetiza. Facundo, por ejemplo, carece ya, para nosotros, de todo valor político (recuérdese que para muchos de sus contemporáneos, entre ellos José Hernández, se trataba de la obra de un asesino, de lo que podrían ser prueba circunstancial los fragmentos de correspondencia sarmientina sobre los gauchos y los paraguayos). Fuera del horizonte histórico de actuación política de Sarmiento, el canon nos autoriza a admirar la prosa de Facundo con absoluta prescindencia de los contenidos políticos que explicaron su emergencia (del mismo modo que no leemos ya La Ilíada en relación con su eficacia respecto de los modos de organización de la vida en el período jónico). El canon exige que los fundamentos de una obra sean sólo los universales del arte. Autonomiza (y, por lo tanto, estetiza) aquello que, en un nivel o en otro, formará parte de la institución literaria.
Porque el canon es esencialmente una construcción pedagógica (el tesoro de la humanidad, de la raza o de la patria) es que debe homogeneizar, monumentalizar y estetizar los textos que lo integran. Para quien pretenda una experiencia de lo literario (siempre singular, aun en la repetición), el canon puede resultar opresivo, porque tiende a normalizar y clasificar lo inclasificable. “YO YA NO ESCRIBO MAS”, exclama Walsh (con mayúsculas, en Ese hombre y otros papeles personales). Pero siguió escribiendo.
Escribir es seguir escribiendo pese a todo, porque hay que hacerlo, aunque no se pueda escribir, aunque no se encuentre la forma, la novela, el momento histórico, el público o, simplemente, el deseo. No acordarse es el motor. No acordarse de nadie ni de nada. Escribir en el vacío, contra el canon, o en sus márgenes.
¿Experiencia o literatura?
por Daniel Link para Perfil Cultura
¿Por qué nos con¿vendría leer en los márgenes de la literatura o, incluso, leer marginalmente el centro de lo literario (es decir: el canon)? ¿Debe entenderse esa manía revisora (no quiero decir “revisionista”, pero se trata de eso) como una impugnación a las concepciones hegemónicas de la literatura, como resistencia al poder que, al mismo tiempo que fabrica modelos, establece sutiles dispositivos de censura? Eso, desde ya: pero también podría señalarse que tanto en las ampliaciones y desplazamiento de lo que se considera canónico en una literatura (por lo general, nacionalmente considerada) y la iluminación de zonas antes en penumbras, lo que se pretende es una vivificación de experiencias de la literatura (todas singulares) más que una versión corregida de un ordenamiento supuesto perfectible.
El canon supone procesos de selección, atribución de propiedades y de modelización (lo mismo para los santos que para los textos). Un texto o una vida, por lo tanto, no serían singulares, sino que son singularizados por un proceso complejo. La singularización afecta a una vida o a un texto que luego, en un segundo paso (ya no un paso de vida, sino un paso a la institución literaria), se volverán representativos y ejemplares. La vida de Rodolfo Walsh, la obra de Walsh, se dice, representa una manera de articular experiencias y sentidos, un modelo (positivo o negativo).
Algo del orden de lo particular (la vida vivida, el texto escrito) se singulariza, y luego de ese proceso de singularización se vuelve, de algún modo, universal. Una vida representa “la vida”, un texto representa “la literatura” (en cortes periódicos, al menos). Es así como la historia consagra una obra.
Una obra es ese encuentro real entre una masa de discurso y una vida: el nombre propio (Borges, Walsh) no es sino una forma de denominar un encuentro entre lo literario y lo viviente en el que un sujeto pone en juego su vida (como un apostador se juega su vida). Luego, el canon clasifica: asigna un lugar, una posición, una clase. Pero también transforma en clásico. ¿Todas las obras que integran el canon son clásicos? ¿Lo son del mismo modo? La clasificación se realiza de acuerdo con un ordo, que no es sólo posicional, sino jerárquico. Hay órdenes (entre los santos, entre los ángeles, entre las obras) y podría decirse que el clásico ocupa la jerarquía de primer rango dentro del canon (Hernández, Borges, Walsh). El clásico se propone como un modelo definitivo y para siempre (aun cuando, lo sabemos, el canon esté sujeto a revisiones, modificaciones, disputas, aniquilamientos).
Una obra se construye en dos dimensiones. Y la obra, como objeto de análisis, supone, pues, un doble sujeto. Por un lado, quien progresiva e imaginariamente otorga sentidos a su propia experiencia. Es el autor (no tanto la “persona”, sino el modo en que el sujeto se constituye en garante de ciertos textos). Por otro lado, quien retrospectivamente otorga sentidos a una práctica ajena. Son los críticos, los editores, los maestros. La obra será, pues, el espacio de articulación de dos subjetividades bien diferentes y es por eso que leer desde los márgenes (a contrapelo, si se quiere, de las lecturas hegemónicas, establecidas) puede ser tanto o más revelador que leer lo marginal.
Esa articulación puede ser a veces problemática, como en el caso de Rodolfo Walsh, porque al postular su nombre como una pieza decisiva del canon argentino, tal vez haya que definir previamente qué tipo de experiencia es la que se quiere leer en la articulación entre los textos y la vida de Walsh. El canon homogeneiza las diferencias entre las obras o los autores, precisamente para poder proponer modelos (que, a posteriori, se leerán como consistentes entre sí).
Angel Rama, por ejemplo, nos ha persuadido de que Walsh es el heredero de Borges, el que vuelve a hacer en los sesenta y los setenta lo que Borges hizo en los treinta (“Rodolfo Walsh: la narrativa en el conflicto de las culturas” en Literatura y clase social. México, Folios, 1983). Sea. Pero eso supone una operación de homogeneización propia del canon que pone a la experiencia que reconocemos como Walsh, retrospectivamente, en un lugar que tal vez le resulte incómodo.
La experiencia literaria de Borges es, lo sabemos, una experiencia del agotamiento. La de Walsh, por el contrario, es la experiencia de la imposibilidad (de menor intensidad que la de Beckett, pero con el mismo alcance) y, aunque la diferencia parezca muy sutil, es sin embargo inconmensurable (sin que esto implique, naturalmente, un juicio de valor, dado que la experiencia se sustrae, por principio, al dominio de lo estético).
Esa inconmensurabilidad significa, también, que no hay entre dos experiencias semejantes una relación genética (como quien dijera: después del agotamiento, la imposibilidad), porque la experiencia de la imposibilidad tal vez haya sido declarada mucho antes (por lo pronto, en Beckett).
No es que Angel Rama se equivocara al juzgar a Walsh, en algún sentido, borgeano. Es que lo tomaba, ya, en otro lugar (el lugar de la posteridad) que no era el lugar de la propia experiencia de Walsh.
De modo que la construcción de una obra es un proceso complejo y delicado. Un sujeto, el escritor, realiza opciones en relación con los textos, marca lugares de pertenencia, elige circuitos de circulación, formas adecuadas a un proyecto literario, juega su vida en relación con una masa de discurso (o ciertas imágenes). La institución reacciona de un modo o de otro, pero lo cierto es que vuelve a imprimir los valores universales del arte.
El canon estetiza. Facundo, por ejemplo, carece ya, para nosotros, de todo valor político (recuérdese que para muchos de sus contemporáneos, entre ellos José Hernández, se trataba de la obra de un asesino, de lo que podrían ser prueba circunstancial los fragmentos de correspondencia sarmientina sobre los gauchos y los paraguayos). Fuera del horizonte histórico de actuación política de Sarmiento, el canon nos autoriza a admirar la prosa de Facundo con absoluta prescindencia de los contenidos políticos que explicaron su emergencia (del mismo modo que no leemos ya La Ilíada en relación con su eficacia respecto de los modos de organización de la vida en el período jónico). El canon exige que los fundamentos de una obra sean sólo los universales del arte. Autonomiza (y, por lo tanto, estetiza) aquello que, en un nivel o en otro, formará parte de la institución literaria.
Porque el canon es esencialmente una construcción pedagógica (el tesoro de la humanidad, de la raza o de la patria) es que debe homogeneizar, monumentalizar y estetizar los textos que lo integran. Para quien pretenda una experiencia de lo literario (siempre singular, aun en la repetición), el canon puede resultar opresivo, porque tiende a normalizar y clasificar lo inclasificable. “YO YA NO ESCRIBO MAS”, exclama Walsh (con mayúsculas, en Ese hombre y otros papeles personales). Pero siguió escribiendo.
Escribir es seguir escribiendo pese a todo, porque hay que hacerlo, aunque no se pueda escribir, aunque no se encuentre la forma, la novela, el momento histórico, el público o, simplemente, el deseo. No acordarse es el motor. No acordarse de nadie ni de nada. Escribir en el vacío, contra el canon, o en sus márgenes.
domingo, 24 de julio de 2011
Una inolvidable fauna de magos, políticos, conspiradores, escritores, santos, linyeras, perversos e inventores
:: Librería :: (Tomado del blog de Eterna Cadencia)
Hacia una arqueología de todos los relatos
22-07-2011 | Alberto Laiseca, Fogwill, Prólogos
“La obra de Laiseca diseminó una inolvidable fauna de magos, políticos, conspiradores, escritores, santos, linyeras, perversos e inventores y todos han quedado en nuestra literatura persiguiendo sus respectivos ideales de perfección y sus diversas tragedias”, dice Fogwill en el prólogo a Aventuras de un novelista atonal, de Alberto Laiseca (Ed. Santiago Arcos).
Por Rodolfo Enrique Fogwill.
Vuelven a imprimir Aventuras de un novelista atonal justo cuando se cumplen veinte años de su primera edición. El ochenta y dos fue un año significativo para la literatura argentina y para la obra de Laiseca celebrada entonces por su originalidad y desparpajo, pero más ponderada por su desobediencia al canon narrativo oficial. Por entonces se conocía su primer libro, Su turno para morir, y, subterráneamente, se rendía culto a sus inéditos Cien poemas chinos y a sus lecturas de los primeros fragmentos de Los sorias. Se trataba de un culto social a la “atonalidad” de un autor que sabía librarse del tono de la época y que desde entonces sigue su camino a espaldas de una demanda que combina la mesura en el lenguaje con la trivialidad de los temas. A comienzos de los ochenta Laiseca venía a ofertar desmesura temática y naturalidad en la lengua narrativa. Nada en ella es impostado, porque no escribe con la lengua hablada —ese artificio magistral del grado cero del decir— sino con la lengua natural de la literatura, que, en la parodia, remite permanente a la épica y a los orígenes de la novela. La obra de Laiseca diseminó una inolvidable fauna de magos, políticos, conspiradores, escritores, santos, linyeras, perversos e inventores y todos han quedado en nuestra literatura persiguiendo sus respectivos ideales de perfección y sus diversas tragedias.
En Aventuras de un novelista atonal, donde efectivamente Piglia ha leído un prólogo a Los sorias todo esto se acota en dos partes: las aventuras del novelista y las aventuras en su novela. Las aventuras del novelista son desventuras de un personaje desmesuradamente infeliz: oprimido por un espacio social y arquitectónico opresivo e irrespirable por el que sólo circulan lazos de sumisión y desencanto, persigue una obra maestra en la que ni el lector, ni el narrador, ni los que lo rodean llegan a creer. Y no hay señales de que él mismo pueda crearla ni crea en ella. La novela no existe: sale, triunfa y todos sus ejemplares desaparecen en la ceremonia pública de su adoración. Queda de ella una muestra, que es el capítulo que debió llamarse La Epopeya del Rey Teobaldo y es una nouvelle que se integra abruptamente al relato y contiene las aventuras en la novela. Es una aventura político militar de expansión cultural y geográfica que testimonia lo que las aventuras del escritor omitieron narrar: los efectos explosivos de tanta opresión y malentendido que reduce al artista y que lo habilitaron para crear la primera novela ahistórica, una guerra imperial del pleistoceno que, en su desenlace, se revela como producto de una reconstrucción arqueológica. Es lo que más conmueve del proyecto desmesurado de Laiseca: el propender a una arqueología de todos los relatos, incluyendo, como en este libro, a los de la poesía omnipresente en su obra, la música y los decires de la filosofía, la estética y la religión. Cada una de ambas historias —la del novelista y la que desarrolla el fragmento superviviente de su novela— arriesga a ser leída como una alegoría. En tal caso, no se tratará de alegoría compuesta a la vista de su referente, sino de unos prodigios narrativos que después de creados revelan su capacidad de contener y revelar.
El sol está trepando o cayendo
Luz de julio
Pedro Mairal
Algo pasa con la luz de la ciudad en julio. No es esa resolana atómica de enero que enceguece, tampoco es la luz nítida de septiembre. En julio hay una luz amarilla, un sol oblicuo, que cae en ángulo de 45 grados y rebota en la vereda. Un contraluz constante, sin vertical de sol, sin cenit. Los rayos vienen hacia uno atravesando a los demás peatones, las mujeres tienen un aura rojiza y largan humo de frío, no se ven bien las caras cuando pasan. No hay mediodía, el sol está trepando o cayendo. Amanece de golpe y no deja de amanecer hasta que se hizo tarde y uno sale del trabajo y es de noche. El día se hace breve pero vale la pena la luz dorada de julio.
La vi por Reconquista, fui atravesando un río de gente inundada de luz, y atrás se veía la Torre de los Ingleses, al fondo, en Retiro. Esa torre aparece en las películas de Gardel, en Cuesta abajo, por ejemplo, cuando quieren mostrar que el personaje está de vuelta en Buenos Aires. Porque el Obelisco no existía en esa época. Gardel nunca vio el Obelisco.
Ahí estaba la torre y yo tenía que ir a grabar, para un programa, la celebración de la defensa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas que el Regimiento de Patricios hace cada 5 de julio en el Convento de Santa Catalina. Aparecieron los soldados con uniformes antiguos. Tocó la banda. Dentro de la iglesia se narraron los hechos: las tropas avanzando, los ingleses que tomaron el convento, la reconquista.
Durante el café en el patio, ya fuera del ceremonial, saqué un par de fotos: un patricio hablando por celular, la luz atravesando las plumas de las galeras. Esa luz que atraviesa la historia, los períodos, los monumentos, las jefaturas. Nada la eclipsa. La luz de julio va a seguir estando.
(Perfil, 9 de julio de 2011)
Pedro Mairal
Algo pasa con la luz de la ciudad en julio. No es esa resolana atómica de enero que enceguece, tampoco es la luz nítida de septiembre. En julio hay una luz amarilla, un sol oblicuo, que cae en ángulo de 45 grados y rebota en la vereda. Un contraluz constante, sin vertical de sol, sin cenit. Los rayos vienen hacia uno atravesando a los demás peatones, las mujeres tienen un aura rojiza y largan humo de frío, no se ven bien las caras cuando pasan. No hay mediodía, el sol está trepando o cayendo. Amanece de golpe y no deja de amanecer hasta que se hizo tarde y uno sale del trabajo y es de noche. El día se hace breve pero vale la pena la luz dorada de julio.
La vi por Reconquista, fui atravesando un río de gente inundada de luz, y atrás se veía la Torre de los Ingleses, al fondo, en Retiro. Esa torre aparece en las películas de Gardel, en Cuesta abajo, por ejemplo, cuando quieren mostrar que el personaje está de vuelta en Buenos Aires. Porque el Obelisco no existía en esa época. Gardel nunca vio el Obelisco.
Ahí estaba la torre y yo tenía que ir a grabar, para un programa, la celebración de la defensa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas que el Regimiento de Patricios hace cada 5 de julio en el Convento de Santa Catalina. Aparecieron los soldados con uniformes antiguos. Tocó la banda. Dentro de la iglesia se narraron los hechos: las tropas avanzando, los ingleses que tomaron el convento, la reconquista.
Durante el café en el patio, ya fuera del ceremonial, saqué un par de fotos: un patricio hablando por celular, la luz atravesando las plumas de las galeras. Esa luz que atraviesa la historia, los períodos, los monumentos, las jefaturas. Nada la eclipsa. La luz de julio va a seguir estando.
(Perfil, 9 de julio de 2011)
Recalcular eso de llegar corriendo al baño
Toiletsoft
Pedro Mairal
Bill Gates, el multimillonario fundador de Microsoft y por ende creador de nuestro cotidiano sistema operativo Windows, está volcado a reinventar el inodoro para mejorar la salud pública en países subdesarrollados. A través de su fundación, su objetivo es crear nuevos sanitarios higiénicos para 2.600 millones de personas. Suena esperanzador pero también preocupante. Se prevé en el horizonte una legión de constipados. Pensemos en un sanitario creado por Bill Gates.
Probablemente venga embalado en varias cajas distintas con tres manuales para ensamblarlos. El uso de la cañería no será compatible con la cañería local y habrá que cambiar el sistema cloacal del continente africano, donde comenzará el programa piloto. Una vez armado, el sanitario será parecido a un baño químico pero más aparatoso, más pesado, y emitirá un zumbido constante de turbina purificadora de aire. Desde que se aprieta el botón externo de encendido hasta que se abre la puerta, pasarán al menos cinco minutos, es decir que habrá que recalcular eso de llegar corriendo al baño. La puerta se abrirá con una música celestial pero la tapa del inodoro tardará otros tres minutos en destrabarse hasta que una voz femenina en swahili diga: la base de datos de su retrete ha sido actualizada. El usuario deberá entonces ingresar en un teclado la opción necesidades líquidas o necesidades sólidas, tras lo cual aparecerá una ventana que preguntará: ¿Está seguro de que sus necesidades son sólidas? ¿Cancelar o continuar? Esto deberá ser respondido rápidamente sin operar ninguna otra función del sanitario porque correrá el riesgo de que el inodoro se cuelgue y se bloquee, y no quedará más remedio que contener la necesidad imperiosa, subirse los pantalones, salir, apagar, volver a apretar el botón, y dando saltitos de urgencia esperar que se reinicie el baño. En caso de que esto vuelva a suceder y el usuario siga sin poder aliviarse, tendrá disponibles dos manuales de uso: la versión larga y detallada, y la versión corta de ciento cincuenta páginas. Una vez leído el manual, el usuario comprenderá que el sistema sanitario tiene que ser actualizado, las nuevas piezas deberán comprarse en dólares y la cañería necesita parches. Volverá a ingresar y notará que la puerta no cierra bien y no sólo se meten todo tipo de alimañas virósicas sino que también lo espían los niños del barrio. Si a pesar de todo sigue sudando frío sin poder operar el sanitario, si la nueva opción de reconocimiento anal no lo deja ingresar, si la opción de lavado y jalado de cadena le resultan inalcanzables, quizá lo mejor sea llamar a un plomero calificado. El oficio de plomero será una de las nuevas fuentes de trabajo mundiales. Habrá un plomero cada diez sanitarios. La siguiente vez que se quiera usar el baño, se aconsejará hacerlo junto al plomero, que nos irá guiando paso a paso. A no preocuparse: habrá cursos de sanitario básicos, y éste será un dato orgulloso de todo currículum que se precie. Los que no puedan pagarlo siempre tendrán la opción de alejarse campo afuera munidos de alguno de los siete manuales.
Perfil, 23 de julio de 2011
Pedro Mairal
Bill Gates, el multimillonario fundador de Microsoft y por ende creador de nuestro cotidiano sistema operativo Windows, está volcado a reinventar el inodoro para mejorar la salud pública en países subdesarrollados. A través de su fundación, su objetivo es crear nuevos sanitarios higiénicos para 2.600 millones de personas. Suena esperanzador pero también preocupante. Se prevé en el horizonte una legión de constipados. Pensemos en un sanitario creado por Bill Gates.
Probablemente venga embalado en varias cajas distintas con tres manuales para ensamblarlos. El uso de la cañería no será compatible con la cañería local y habrá que cambiar el sistema cloacal del continente africano, donde comenzará el programa piloto. Una vez armado, el sanitario será parecido a un baño químico pero más aparatoso, más pesado, y emitirá un zumbido constante de turbina purificadora de aire. Desde que se aprieta el botón externo de encendido hasta que se abre la puerta, pasarán al menos cinco minutos, es decir que habrá que recalcular eso de llegar corriendo al baño. La puerta se abrirá con una música celestial pero la tapa del inodoro tardará otros tres minutos en destrabarse hasta que una voz femenina en swahili diga: la base de datos de su retrete ha sido actualizada. El usuario deberá entonces ingresar en un teclado la opción necesidades líquidas o necesidades sólidas, tras lo cual aparecerá una ventana que preguntará: ¿Está seguro de que sus necesidades son sólidas? ¿Cancelar o continuar? Esto deberá ser respondido rápidamente sin operar ninguna otra función del sanitario porque correrá el riesgo de que el inodoro se cuelgue y se bloquee, y no quedará más remedio que contener la necesidad imperiosa, subirse los pantalones, salir, apagar, volver a apretar el botón, y dando saltitos de urgencia esperar que se reinicie el baño. En caso de que esto vuelva a suceder y el usuario siga sin poder aliviarse, tendrá disponibles dos manuales de uso: la versión larga y detallada, y la versión corta de ciento cincuenta páginas. Una vez leído el manual, el usuario comprenderá que el sistema sanitario tiene que ser actualizado, las nuevas piezas deberán comprarse en dólares y la cañería necesita parches. Volverá a ingresar y notará que la puerta no cierra bien y no sólo se meten todo tipo de alimañas virósicas sino que también lo espían los niños del barrio. Si a pesar de todo sigue sudando frío sin poder operar el sanitario, si la nueva opción de reconocimiento anal no lo deja ingresar, si la opción de lavado y jalado de cadena le resultan inalcanzables, quizá lo mejor sea llamar a un plomero calificado. El oficio de plomero será una de las nuevas fuentes de trabajo mundiales. Habrá un plomero cada diez sanitarios. La siguiente vez que se quiera usar el baño, se aconsejará hacerlo junto al plomero, que nos irá guiando paso a paso. A no preocuparse: habrá cursos de sanitario básicos, y éste será un dato orgulloso de todo currículum que se precie. Los que no puedan pagarlo siempre tendrán la opción de alejarse campo afuera munidos de alguno de los siete manuales.
Perfil, 23 de julio de 2011
sábado, 23 de julio de 2011
Curandero abandonado
Los blogs abandonados me dan una sensación rara, como de mensaje en una botella, pobrecitos perdidos en el mar.
Me encontré éste:
http://elcuranderodelamor.blogspot.com/
Hoy tengo mi día kitsch
(Lo kitsch era considerado estéticamente empobrecido y moralmente dudoso. El sacrificio de una vida estética convertida en pantomima.)
La Wiki
La Wiki
Y acá:
Martes 9 de agosto, 19 hs:
Animals: Oliverio Coelho, Federico Levin y Ricardo Romero hablan de sus nuevas novelas.
Animals: Oliverio Coelho, Federico Levin y Ricardo Romero hablan de sus nuevas novelas.
A ver si dejo de pelotudear y llego acá:
Agenda Eterna Cadencia
Jueves 28 de julio, 19 hs:
Luis Sagasti presenta Bellas artes junto a Gabriela Cabezón Cámara y Jorge Consiglio
Jueves 28 de julio, 19 hs:
Luis Sagasti presenta Bellas artes junto a Gabriela Cabezón Cámara y Jorge Consiglio
Una manera de vivir un desajuste
:: Martes de Eterna Cadencia ::
La ciudad y el deseo: un debate entre la convivencia de crónica y ficción
21-07-2011 | Gabriela Cabezón Cámara, Javier Sinay, Julián Gorodischer
A partir de la publicación de La ciudad y el deseo, de Julián Gorodischer, Gabriela Cabezón Cámara, Javier Sinay y el propio Gorodischer debatieron sobre la transferencia entre crónica y ficción.
Desgrabación: FP.
El martes pasado, debido a la publicación de La ciudad y el deseo. Guía gay de Buenos Aires, el nuevo libro de Julián Gorodischer que consigue llevar en un mismo registro la convivencia entre crónica y ficción, un panel con la participación Gabriela Cabezón Cámara (La Virgen Cabeza), Javier Sinay (Sangre Joven) y el propio Gorodischer avanzó sobre estos cruces. Lo que sigue son los momentos más destacados de la charla.
Gabriela Cabezón Cámara: El libro de Julián tensa los géneros, se propone como guía del mundo porteño de hoy, se propone como investigación y crónica, como periodismo, y en algún sentido es todo eso, pero en un sentido débil y lateral. Sí: se puede decir que es una guía porque efectivamente se desarrolla en escenarios que existen en la ciudad. También puede decirse que habla del mundo gay, porque efectivamente su narrador y la mayor parte de sus personajes son gays, pero recrea un mundo gay lateral porque es un mundo que está completamente despegado de los relatos homosexuales hegemónicos de los últimos tiempos: no se pasea de boda en boda, no está con parejas compartiendo hijos y perros, que es el modelo de los últimos dos años, ni tampoco por la fiesta orgiástica, que es modelo de los últimos ¿treinta, cuarenta?
Es una crónica de una investigación. O sea: es el relato de una investigación, pero de una manera creo yo muy débil, porque lo que hace Julián en este libro es una crónica de la subjetividad, de una manera de vivir un desajuste. Es gay, pero ya no es joven o sea que no entra en la orgía, busca el amor pero no encuentra ni un polvo como la gente, se sueña Shakespeare pero se siente un loser. Es una crónica del desasosiego, que creo que es el desasosiego de la mitad de la vida, que tiene antecedentes tan ilustres como los que todos ustedes recordarán, no sólo Petrarca sino Dante, cuando cuenta que la mitad de la selva oscura y se metió en un purgatorio. Daniel Molina hizo una lectura muy interesante de tu novela respecto del purgatorio. Yo creo que es un purgatorio que habla de la soledad, de la imposibilidad del encuentro, de la sordidez que el narrador le imprime a todo lo que mira, empezando por él mismo, y que a este purgatorio lo subyace un infierno que por lo que dice el libro parece tener que ver con la expectativa del padre y mi hipótesis de lectura es que el paraíso del libro es el libro mismo, el libro terminado, porque La ciudad y el deseo es sobre todo la crónica de un proceso de escritura.
Es un libro que usa los mojones de la guía, las técnicas de investigación de la crónica y algunos yeites del periodismo, como el andamiaje necesario para poder hacerse, pero ahí se acabó la crónica, se acabó el periodismo y todo lo demás es novela. De hecho, una cosa que me llamó la atención del libro es que ningún elemento paratextual dice lo que en verdad es, que es una muy buena novela. Un poco me daba para hacerle el chiste de la muerte no se atreve a decir su nombre. Acá, el amor lo dice todo el tiempo pero el autor no dice esto es una novela, y es una muy buena novela: felicitaciones. Y acá el compañero Sinay también tendrá lo suyo para decir.
Javier Sinay: La ciudad y el deseo tiene un doble juego con la crónica y la ficción, que empieza porque el narrador está en primera persona y porque el autor es un periodista. Creo que si Julián no fuera periodista, veríamos al narrador en primera persona pero no lo tomaríamos como si fuera un trabajo fiel a la realidad. Por ahí pasa una de las proposiciones de este doble juego. La otra es que cada itinerario, tomado por separado, no es una propuesta periodística, no busca –y acá disiento con las primeras líneas de Gabriela– investigar nada ni retratar gente interesante, sino más bien una rutina urbana. Pero viendo estos itinerarios todos juntos y bajo la forma de una guía, creo que ahí sí está la propuesta periodística, o que se acerca más a la realidad. Entonces todo el tiempo la crónica y la realidad están buscándose, atrayéndose y repeliéndose. Por otro lado, nosotros conocemos la crónica como un género híbrido que toma mucho de otros géneros y llegamos a un momento (ahora o desde hace un tiempo) de híper consagración de la crónica, en el que hay colecciones de crónicas y cronistas estrellas… y la crónica, que tomó tanto de otros géneros, devuelve. Este libro es un ejemplo en el que la crónica está devolviendo: está ofreciendo su forma para la ficción.
El cruce entre la crónica y la ficción me recuerda a las experiencias que se dan en una sección de la revista en la que trabajo. La sección se llama “En primera persona”, en la que el periodista hace un trabajo y después lo cuenta. Algunos de mis compañeros lo hacen de verdad, trabajan todo el día de eso. Yo no: lo hice dos veces, le hice entrevistas a algunos de los referentes de ese trabajo y después inventé un cuento en primera persona y bajo todos los parámetros de un relato sobre la realidad. En un punto es cercano al libro de Gorodischer, en eso de usar la estructura del periodismo para contar algo que no respeta siempre a la realidad.
Julián Gorodischer: Muchas gracias a los dos. Me gustó eso de lo que devuelve la crónica, porque mi intento en este libro es reventar géneros. Uno se podría preguntar por qué una guía: bueno, hay un innegable componente industrial, que es un compromiso con la editorial. Ahora bien: ¿cómo reventás el género guía para que la guía siga siendo verosímil? Fue uno de los desafíos que me planteó este libro porque realmente si los capítulos de este libro no tuvieran nombre de lugares, si las escenas narrativas no transcurrieran en esos lugares, si no hubiera fotos –que son fotos transgredidas, porque no ilustran los lugares, pero hay fotos–, si no hubiera un direccionario donde la gente se puede enterar cómo ir a esos lugares que aparecen no reseñados sino narrados, ahí ya estaríamos ante una estafa. Pero este libro no es una estafa porque ofrece una posibilidad de servicio.
Ahí es donde los géneros se vuelven a cruzar porque en vez de ofrecer una reseña descriptiva, ofrece una narración, y esa narración construye un efecto autobiográfico muy fuerte, que es donde podría introducirse el género crónica –de hecho Javier mencionó una experiencia de crónica biográfica, una especie de primera persona participativa–, pero que no tiene una coma de experiencia. En la génesis del libro hay procesadas vivencias, sensaciones, experiencias, anécdotas de escritores de la generación beatnik, como Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burroughs y los primos hermanos, como Henry Miller y Bukowski. Todas ellas rastreables a partir de diarios, cartas, entrevistas. Entonces la que aparece es una ciudad mitificada por la experiencia de gente que no tiene nada que ver con Buenos Aires. De esa cruza nace este engendro, este monstruo.
Ya me vinieron a decir algo que me dijeron con todos los libros: ¿por qué está en el estante de guías? Así como Orden de compra está en el estante de marketing y La ruta del beso en el de sexualidad. Nunca pude pegarla en la literatura. Siempre anduve por las zonas paralelas, por las zonas devaluadas o desprestigiadas, porque en las librerías no son las zonas centrales. Salvo la crónica, pero entonces me gusta lo que decía Javier porque me molesta el tema del apogeo de la crónica como corporación, con sus reglas unánimes y con su voluntad de homologar más que de diversificar. Una de las zonas que la crónica repele es la ficción. Hay un tabú y una zona en donde la crónica no diversifica que es la introducción de elementos ficcionales. Sí introduce, desde el nuevo periodismo a esta parte, técnicas y recursos de la ficción para narrar: el uso del diálogo, de la escena por escena, la rotación del punto de vista o el monólogo interior, peor no hay lugar para la invención, para la fantasía. Me pregunto por qué.
Javier Sinay: Yo creo que es porque está hecha por periodistas. Tenemos ese prurito. Nos educamos escribiendo sobre la realidad y cuando queremos hacer otra cosa tenemos que dejarlo claro, entonces no vamos a usar las mismas herramientas que usamos para contar la realidad. Entonces para diferenciarlo escribimos una novela contada con un personaje.
Gabriela Cabezón Cámara: Yo no sé por qué habría que decirle crónica a algo que es ficción, si total tienen tantos otros nombres, que no veo necesidad.
Javier Sinay: Lo que pasa es que la crónica es un híbrido. La base de la crónica periodística es contar la realidad, pero como ahora llegó a este momento al que nos referimos con “la corporación cronista”, se petrificó, es una caja. Por ahí esa caja ahora se puede rellenar con ficción, como hace Julián no sé si en todo el libro, o tal vez haya capítulos que son cien por ciento realidad. Para mí es interesante, hace un tiempo pensaba qué pasaría si se escribiera una crónica apócrifa, como los documentales apócrifos, creo que nadie hizo todavía una. Eso es interesante. Y esto también, aunque lo veo más personal que periodístico porque acá lo que hay, en diferentes escenarios, es una búsqueda personal y sensible.
Julián Gorodischer: La crónica de una subjetividad. Es una crónica hacia adentro, más en la línea de lo que uno puede encontrar en las crónicas de María Moreno. Por ejemplo en esa que se llama “Venecia sin mí”, que es un relato de Venecia desde el interior de un cuarto, en el cual lo que aparece son los miedos, las fobias. También los textos de no ficción de Daniel Link tienen algo de eso, o los textos de no ficción de Edgardo Cozarinsky. ¿Cuándo hay crónica? Cuando lo que es mayoritario es un texto es la experiencia, alguien que vive o ve cosas y las cuenta, que estuvo ahí.
Javier Sinay: También deberíamos preguntarnos qué lugar ocupa el periodismo en la crónica porque si partimos de lo real, se puede hacer crónica a-periodística, digamos, que le da lo mismo ser periodística o no. También es válido eso e incluso supongo que interesante.
Julián Gorodischer: La crónica es un género del periodismo.
Javier Sinay: Pero lo puede exceder también, se puede ir del periodismo.
Gabriela Cabezón Cámara: La crónica precede al periodismo. De alguna manera el viaje de Pigafetta en el barco de Magallanes es una crónica, las de Marco Polo son crónicas, la Crónica de indias de Garcilaso es una crónica y el periodismo no existía. De hecho se llamaban crónicas.
*
Javier Sinay: La crónica impersonal también es rica, hay buenas crónicas sin una primera persona, pero creo que hay que saber usar la primera persona.
Julián Gorodischer: Con este libro que es tan expuesto en relación al narrador personaje, que se desnuda, desnuda su alma –un alma pura, inadaptada, deshabituada– me preguntan si yo no me sentía muy expuesto en lo personal al utilizar una primera persona. La clave es justamente que no haya experiencia. Si bien me gusta pensar que este libro puede ser leído como una crónica, que de hecho puede porque transcurre en escenarios reales y hay mucha mirada, pero me parece que no tiene nada de crónica.
Javier Sinay: Yo lo leí todo como si fuera real.
Julián Gorodischer: Pero si te revelo la trama autoral, no tiene una coma de experiencia. De hecho el capítulo de Megatlon Núñez originalmente correspondía a una escapada a Río de Janeiro y el capítulo de San Isidro, a una escapada a Gualeguaychú, que después como rompían con el verosímil de la guía. ¿Por qué una guía de Buenos Aires va a tener dos escapadas tan arbitrarias como esas, si bien son dos ciudades gay bastante reputadas? No tenían sentido. Entonces esa mera trasgresión de cambiar los lugares ya habla de la posición que toma este libro con respecto a lo real y a la experiencia. Ese permiso de narrar ese falso yo, esa falsa biografía, es lo que protege al autor en algún sentido. Con respecto a la pregunta, coincido con Javier en que no necesariamente una crónica tiene que corresponder a una primera persona, pero la realidad es que solemos verla más frecuentemente que otras, quizás porque la mirada requiere un yo muy marcado, un punto de vista muy asumido.
Gabriela Cabezón Cámara: Porque para hacer periodismo de autor los medios te obligan a la tercera omnisciente. Una manera de distinguirse es hablar en primera. Si la columna de política de apertura de un diario empezara con: “cuando entré al bar y lo vi a Aníbal Fernández, dije qué raro este chabón” sería muy…
Julián Gorodischer: Sí, o una primera de personaje también, justamente una rotación de punto de vista en la cual, aunque no haya una primera persona de personaje, sea el personaje el que mira y cuenta. Ese ejercicio me parece incluso más desafiante que una primera persona de un autor.
Gabriela Cabezón Cámara: Una primera persona de un personaje en la literatura se llama narrador.
Julián Gorodischer: Un narrador personaje.
Gabriela Cabezón Cámara: Claro, un narrador, un narrador es un personaje.
Julián Gorodischer: Puede ser un narrador omnisciente.
Gabriela Cabezón Cámara: Es un personaje también.
Julián Gorodischer: No necesariamente.
Gabriela Cabezón Cámara: A mi juicio sí.
Julián Gorodischer: Puede ser un narrador que sobrevuele a los personajes, por ahí se va acercando a uno, salta a otro…, se pone a préstamo.
Javier Sinay: Creo que la gran diferencia de este relato con una crónica entendida como periodística es que no hay una intencionalidad periodística. Vuelvo sobre ese punto porque creo que ahí está la trampa. Si hubiera sido algo totalmente real, lo habrías hecho en tu rol de periodista, con más datos…
Julián Gorodischer: Sí, pero por qué tiene que haber campos de injerencia del periodismo. ¿Por qué el periodismo no se puede ocupar de una subjetividad, de una conciencia, de un mundo interior que básicamente son los temas de este libro? Más que ocuparse por el entorno y por los escenarios, el libro está preocupado por cómo miran esos dos personajes, o ese personaje bicéfalo, esos ámbitos. Quizás es lo que más puede interesar de una guía de este tipo: ofrece un acercamiento a determinados ámbitos no con el tono neutro de la guía tradicional, sino desde un punto de vista muy marcado, pero también es la pelea por ablandar, erosionar eso que supuestamente es de interés periodístico y hacer de esas zonas más marginales para el periodismo o esa zona de descarte, lo más importante.
Javier Sinay: Sí, pero no sé si es periodismo. Tampoco quiero sacralizar el periodismo…
Gabriela Cabezón Cámara: Pero a ver, una crónica de una subjetividad con referencias geográficas claras puede ser el Ulises de Joyce. ¿Periodismo? A mí me parece que no. [Al público] ¿Ustedes qué opinan?
Dar vida a un ente de ficción
"Crear personajes no es una acción gratuita, es algo que entraña una responsabilidad, y eso es lo que abordo en la novela. ¿Qué significa dar vida a un ente de ficción?"
Paul Auster
Paul Auster
Cortaremos el hilo
Si has perdido tu nombre...
ROBERTO JUARROZ
Si has perdido tu nombre,
recobraremos la puntada de las calles
...más solas
para llamarte sin nombrarte.
Si has perdido tu casa,
despistaremos a los guardianes de la cárcel
hasta dejarlos con su sombra y sin sus muros.
Si has perdido el amor,
publicaremos un gran bando de palomas desnudas
para atrasar la vida y darte tiempo.
Si has perdido tus límites,
recorreremos el cruento laberinto
hasta alzar otra forma desde el fondo.
Si has perdido tus ecos o tu origen,
los buscaremos, pero hacia adelante,
en el templo final de los orígenes.
Solamente si has perdido tu pérdida,
cortaremos el hilo
para empezar de nuevo.
ROBERTO JUARROZ
Si has perdido tu nombre,
recobraremos la puntada de las calles
...más solas
para llamarte sin nombrarte.
Si has perdido tu casa,
despistaremos a los guardianes de la cárcel
hasta dejarlos con su sombra y sin sus muros.
Si has perdido el amor,
publicaremos un gran bando de palomas desnudas
para atrasar la vida y darte tiempo.
Si has perdido tus límites,
recorreremos el cruento laberinto
hasta alzar otra forma desde el fondo.
Si has perdido tus ecos o tu origen,
los buscaremos, pero hacia adelante,
en el templo final de los orígenes.
Solamente si has perdido tu pérdida,
cortaremos el hilo
para empezar de nuevo.
Amalia y mi tía Inés
Hoy fui a lo de Amalia, prima de mi mamá a la que no veía hace mil años.
Me dio la dirección de mi tía Inés en Concepción del Uruguay.
Ojalá pudiese viajar hasta allá: en el espacio hasta Entre Ríos; en el tiempo hasta los días en que la tía Inés y el tío Carlitos estaban vivos.
Me dio la dirección de mi tía Inés en Concepción del Uruguay.
Ojalá pudiese viajar hasta allá: en el espacio hasta Entre Ríos; en el tiempo hasta los días en que la tía Inés y el tío Carlitos estaban vivos.
miércoles, 20 de julio de 2011
A mis amigos les adeudo
A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas
los arrebatos del humor
la negligencia, las vanidades
los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel
un corazón, un corazón, mi corazón.
A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbaba alguna vez nuestra armonía
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir alguna vez por una amiga.
A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema
Mi pobre alma incorregible de cigarra.
Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel
un corazón, un corazón, mi corazón.
Amigo mío si esta copla como el viento
a donde quieras escucharla te reclama
serás plural porque no exhibe el sentimiento
cuando se llevan los amigos en el alma.
Alberto Cortez
y las palabras de aliento y el abrazo
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas
los arrebatos del humor
la negligencia, las vanidades
los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel
un corazón, un corazón, mi corazón.
A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbaba alguna vez nuestra armonía
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir alguna vez por una amiga.
A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema
Mi pobre alma incorregible de cigarra.
Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel
un corazón, un corazón, mi corazón.
Amigo mío si esta copla como el viento
a donde quieras escucharla te reclama
serás plural porque no exhibe el sentimiento
cuando se llevan los amigos en el alma.
Alberto Cortez
martes, 19 de julio de 2011
Revoluciones que todavìa no se han intentado
Machitos ilustrados, 2
Por Andrès Neuman
Los escritores hombres heredamos una doble laguna. Nos cuesta construir personajes femeninos que superen los estereotipos. E, inevitablemente, hemos leído a menos autoras. Nuestra visión del mundo queda así reducida a la confirmación de nuestro propio género. El conflicto de las escritoras, que cargan con demostrables discriminaciones históricas, es otro: desarrollan su identidad como mujeres mientras se educan en diversas perspectivas masculinas. Esta contradicción suele propiciar, a la fuerza, una mayor complejidad ideológica y psicológica. Lo cual no equivale a la supuesta superioridad de la inteligencia femenina, tópico paternalista que suscribirán pocas mujeres inteligentes. Resultaría injusto identificar la corrección política, que es acrítica por definición, con los avances que el feminismo ha logrado. La incorrección política adquiere su sentido como resistencia frente a un pensamiento hegemónico. Pero la hegemonía en la cultura sigue siendo, en gran medida, patriarcal. Algunos intelectuales encuentran cualquier discusión política más digna de interés que el feminismo. Quizá no adviertan que se trata de un pensamiento político de primer orden. Y que, a diferencia de otros, propone revoluciones que todavía no se han intentado. El tiempo envejecerá a esos machitos ilustrados como a los virreyes, los hidalgos o los arzobispos.
Por Andrès Neuman
Los escritores hombres heredamos una doble laguna. Nos cuesta construir personajes femeninos que superen los estereotipos. E, inevitablemente, hemos leído a menos autoras. Nuestra visión del mundo queda así reducida a la confirmación de nuestro propio género. El conflicto de las escritoras, que cargan con demostrables discriminaciones históricas, es otro: desarrollan su identidad como mujeres mientras se educan en diversas perspectivas masculinas. Esta contradicción suele propiciar, a la fuerza, una mayor complejidad ideológica y psicológica. Lo cual no equivale a la supuesta superioridad de la inteligencia femenina, tópico paternalista que suscribirán pocas mujeres inteligentes. Resultaría injusto identificar la corrección política, que es acrítica por definición, con los avances que el feminismo ha logrado. La incorrección política adquiere su sentido como resistencia frente a un pensamiento hegemónico. Pero la hegemonía en la cultura sigue siendo, en gran medida, patriarcal. Algunos intelectuales encuentran cualquier discusión política más digna de interés que el feminismo. Quizá no adviertan que se trata de un pensamiento político de primer orden. Y que, a diferencia de otros, propone revoluciones que todavía no se han intentado. El tiempo envejecerá a esos machitos ilustrados como a los virreyes, los hidalgos o los arzobispos.
domingo, 17 de julio de 2011
Post 2005
Reflexiones sobre bloguear cuando, en el 2005, esto era nuevito.
El blog, Salón Mati, de donde lo copio no pasó de ese año.
Miércoles, abril 06, 2005
Quiero ser tu Tamagochi
Cada día me pregunto si voy a seguir adelante con este proyecto de blog. Por empezar, me fastidia su efecto tictac —o mejor, su efecto Tamagochi, porque se le agrega cierta culpa cuando uno pasa dos días sin alimentarlo. Al mismo tiempo, yo soy el Tamagochi. Fatal tristeza de quienes se sienten feos, el no ser mirados, el no gustarle a nadie. Y al revés también, otra cosa más que puede morirse si uno no la alimenta. Ya vendrán a vendernos parcelas en un cementerio de blogs.
Tengo mascotas reales, bocas que alimentar, rechazo la esclavitud narcisista por algo que nunca verá la luz y que probablemente decepciona a los ya poquísimos curiosos. Además hay que retener a los que entraron equivocados, entonces el estilo se vuelve forzosamente amarillo. Supongo que decir esto es pronunciar un tabú en este nuevo canal para la histeria. Muchos blogs me parecen histéricos. Están llenos de frases destinadas a reirse de alguien, despertar suspicacias, paranoias. No encuentro ficción sino demasiados homenajes, mensajes cifrados, mentiras. Es como reinventar la prensa en clave de exhibicionismo. Y aparte, todo para atrás, como esos editores que tienen el título de una nota antes de contar con la noticia, ya que si quiero publicar una historia tendré que empezar por el desenlace. Todo es retoque... ¡Histeria!, demasiado entusiasmo invertido en algo de vida tan corta como la popularidad. Una combinación insufrible de autoridad y trucos gastados.
posted by baltor @ 4:56 PM
Yo empecé a bloguear en 2008, tarde. Sigo acá en 2011. Y bué: también fui "hippie" de plaza en los 90.
El blog, Salón Mati, de donde lo copio no pasó de ese año.
Miércoles, abril 06, 2005
Quiero ser tu Tamagochi
Cada día me pregunto si voy a seguir adelante con este proyecto de blog. Por empezar, me fastidia su efecto tictac —o mejor, su efecto Tamagochi, porque se le agrega cierta culpa cuando uno pasa dos días sin alimentarlo. Al mismo tiempo, yo soy el Tamagochi. Fatal tristeza de quienes se sienten feos, el no ser mirados, el no gustarle a nadie. Y al revés también, otra cosa más que puede morirse si uno no la alimenta. Ya vendrán a vendernos parcelas en un cementerio de blogs.
Tengo mascotas reales, bocas que alimentar, rechazo la esclavitud narcisista por algo que nunca verá la luz y que probablemente decepciona a los ya poquísimos curiosos. Además hay que retener a los que entraron equivocados, entonces el estilo se vuelve forzosamente amarillo. Supongo que decir esto es pronunciar un tabú en este nuevo canal para la histeria. Muchos blogs me parecen histéricos. Están llenos de frases destinadas a reirse de alguien, despertar suspicacias, paranoias. No encuentro ficción sino demasiados homenajes, mensajes cifrados, mentiras. Es como reinventar la prensa en clave de exhibicionismo. Y aparte, todo para atrás, como esos editores que tienen el título de una nota antes de contar con la noticia, ya que si quiero publicar una historia tendré que empezar por el desenlace. Todo es retoque... ¡Histeria!, demasiado entusiasmo invertido en algo de vida tan corta como la popularidad. Una combinación insufrible de autoridad y trucos gastados.
posted by baltor @ 4:56 PM
Yo empecé a bloguear en 2008, tarde. Sigo acá en 2011. Y bué: también fui "hippie" de plaza en los 90.